Las organizaciones a favor de la vida en todo el mundo sabíamos lo crucial de los resultados de las elecciones presidenciales en EEUU. Una re-elección de Donald Trump hubiese sido un duro golpe para la industria abortista mundial. Un triunfo de Biden – Harris, en opinión de muchos la dupla electoral más abortista de la historia, será sin duda una revitalización de las iniciativas abortistas en todo el mundo, especialmente en Iberoamérica.
De hecho, el 22 de enero, es decir en el mismo principio de su mandato, Biden celebró el aniversario de la sentencia Roe vs. Wade que ha permitido el aborto de 62 millones de niños x nacer. Anunció además que la consolidará y forzará a los jueces a cumplirla. Afirmó sin tapujos que en los 4 años de gobierno de Trump, el “derecho a decidir” ha estado bajo un ataque despiadado.
A pesar que Trump luchó fuertemente para cortar los fondos públicos de EEUU para financiar a la industria abortista, la administración Obama-Biden se las arregló para que sus socios políticos y electorales no dejarán de recibir esos fondos.
US Government Accountability Office (Oficina de Asuntos Contables de EEUU) ha informado que, desde 2016 hasta 2018, Planned Parenthood Federation of America (PPFA), Marie Stopes International (MSI) e International Planned Parenthood Federation (IPPF) recibieron $1,800 millones de dólares de los contribuyentes de ese país. La mayor parte del dinero fue entregado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) y por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
En 2017, el Presidente Trump amplió la antigua Política de Ciudad de México promulgando la norma denominada Protecting Life in Global Health Assistance (PLGHA) (Protección de la Vida en la Asistencia Sanitaria Mundial). Con esta norma, EEUU exigía que las organizaciones no gubernamentales extranjeras (ONG) acordaran, como condición para recibir subvenciones federales, no realizar ni promover el aborto como método de planificación familiar en el extranjero.
Los promotores radicales del aborto, IPPF y MSI, se negaron y por lo tanto perdieron nuevos fondos de USAID. Pero la administración Obama-Biden había firmado contratos multianuales con los dos grupos alrededor de 2016, lo que mantuvo el flujo de esos fondos.
Sin duda con Biden-Harris, el ecosistema del pantano de Washington DC se revitalizará.