Las redes sociales ya le han puesto nombre, la corriente #childfree es ese afán por no tener hijos y, sobre todo, porque los demás tampoco los tengan. No dudo de que es algo organizado y promovido por los de “el gran reseteo” y la agenda 2030 que ha cuajado perfectamente en una sociedad incapaz de renunciar al YO. Por otro lado, es lógico que tales corrientes hayan cuajado en una sociedad que es fruto del diseño de esos mismos reseteadores.
Las razones que los jóvenes dan para no tener hijos son muy variadas, unos abiertamente reconocen que no quieren perder la libertad, que no quieren atarse o dejar de viajar (luego viene un virus cualquiera y adiós viajes por una temporadita!!), otros argumentan que no se lo pueden permitir por la inseguridad laboral y otros se aferran al nihilismo y dicen que para qué traer más hijos a un mundo sufriente….y es que la moralidad dominante impuesta por los del gran reseteo, ha decidido que tener hijos es egoísta y que además es una carga.
Y si estos argumentos no te convencen, entonces sacan el de que es un lujo que muy pocos se pueden permitir. Los que tienen hijos son declarados culpables y las familias numerosas de lo peorcito. Y si te sales de ese discurso, están en su derecho de echarse encima y atacar. Y si no lo crees, haz la prueba en Twitter, por ejemplo.
Vamos por partes, un hijo es lo mejor que te puede pasar. Un bebé es lo más tierno y bonito que vas a ver en tu vida, cuando crecen un poco, son alegría permanente en una casa, incluso cuando lloran o se enfadan, es divertidísimo, ojalá hubiese siempre un pequeñajo en todas las casas… Luego crecen un poco más y vas viendo los frutos de todo tu esfuerzo y entrega porque va tomando forma una personita. Llega la adolescencia y todo va madurando, empiezan las conversaciones profundas, las confidencias, los dramones, los abrazos eternos, el empezar a ver cómo asoma la vida en sus ojos y asumir que no son tuyos y que empiezan a irse. Y luego toman su camino, con el corazón desgarrado sientes también la alegría y la satisfacción de la misión cumplida.
Es verdad que todo ello va regado de momentos malos, sí, dolor, también, cansancio, tensión, rabia, enfados, renuncia, sacrificios…sí, sí y sí., no nos engañemos ni pintemos un cuadro irreal, las familias perfectas no existen, que Instagram no te engañe. Pero es que las grandes esculturas se logran a golpes. Los grandes éxitos conllevan trabajo y esfuerzo. Ganar una carrera implica sudor y cansancio. La vida conlleva sufrimiento y precisamente por eso es apasionante vivir, superar retos, crecer, seguir adelante.
Renunciar a todo esto de manera voluntaria porque no quieres perder libertad, independencia o capacidad económica, o porque huyes del sufrimiento, es renunciar a la chispa de la vida.
Es perderte lo mejor, y que tus posibles hijos se la pierdan también. Y como dice el anuncio aquel, “comparte lo bueno”.
El tema económico, sinceramente creo que es un argumento que no tiene mucho peso, pero entiendo que es el cajón de sastre donde podemos meterlo todo y que encaje de alguna manera.
Antes de que nos reseteen, antes de que la imposición y la censura sea total y no podamos casi ni asomar la cabeza, hagamos brillar la verdad.
Y pongámosle nombre nosotros también en las redes sociales: #TenHijos
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