La Guerra de las Galaxias, Star Wars en su título original, es sin ninguna duda la franquicia ícono del cine de la famosa cultura pop. Como tantos otros, crecí asombrado por la mítica escena de “Luke, ¡yo soy tu padre!”, las peleas de sable de luz de los Jedis y el uso de la Fuerza tanto en el lado luminoso como en el oscuro.
Desde 1977, Star Wars es un éxito tanto comercial como cultural. Se convirtió en un mito moderno y une referencia indiscutible para jóvenes y adultos. Ha llenado el imaginario popular desde entonces. No voy a hacer una historia completa de la franquicia que aburriría los que no son fans, pero deseo mencionar unos hechos recientes que si interesarán nuestros lectores con respeto a los valores contenidos en la franquicia.
Desde que Lucasfilm fue adquirida por Disney en el 2012, era imposible pensar que la saga Star Wars no iba a seguir la lamentable línea ideológica poco a poco promovida por la multinacional. El nombramiento de Kathleen Kennedy como directora siguió totalmente el esperado lineamiento ideológico en las 3 películas de las secuelas: mujeres super poderosas, personajes masculinos rebajados, escena de beso homosexual,…
Todo parecía perdido en el campo de la batalla cultural para salvar lo que se podía salvar de este ícono de la cultura pop… ¡Hasta hace poco! Fue así que apareció El Mandaloriano (The Mandalorian), una nueva serie de Star Wars en la plataforma Disney+ que acaba de terminar su segunda temporada –y que confieso la he visto sin pagar un céntimo a Disney.
Dirigida por Jon Favreau y Dave Filoni, El Mandaloriano, dicho en términos futbolísticos, ES UN GOL METIDO DE ARCO A ARCO. El último episodio de la segunda temporada es una obra maestra (casi lloré al final, una escena tan poderosa como la de “Luke, ¡yo soy tu padre!”). Es tan impactante que ha atraído un montón de suscriptores a la plataforma de Disney+ sólo para ver esta serie. Consiguió a reconciliar los fans antiguos con los nuevos, y desterró por completo las ideologías modernas introducidas en la era Disney…
La serie cuenta con personajes femeninos fuertes y guerreros, pero la historia de estos se explica perfectamente, es totalmente lógica y no se siente para nada forzada. Por ejemplo, el personaje de Cara Dune, soldado de choque de la Nueva República, interpretado por la actriz Gina Carano, ex luchadora de artes marciales mixtos (MMA) , era claramente el personaje femenino fuerte, guerrero, independiente,… tan amado por los progresistas. Pero ocurre que el personaje es muy bien construido. Y resulta que la actriz apoyó oficialmente la campaña de Donald Trump… Les salió el tiro por la culata a los que veían en ella otro ícono del feminismo radical.
Los directores Favreau y Feloni supieron maniobrar hábilmente para hacer parecer que daban a Kathleen Kennedy y a la progresía lo que querían… Pero al final consiguieron un resultado que emocionó a los fans de Star Wars, rehabilitando por completo un personaje central de la saga original, presentando personajes masculinos dignos y fuertes sin complejos, la figura paterna positiva del héroe, dándole así marcha atrás a la imposición ideológica emprendida por Kennedy.
Sus armas más potentes: El éxito comercial de la serie superando a las más optimistas expectativas de Disney así como el apoyo incondicional de los fans, tanto antiguos como nuevos. Solo algunos empleados progres de Disney intentaron hacer comentarios negativos, solamente para sufrir una avalancha de críticas de parte de los fans en las redes, por primera vez unidos desde la venta de Lucasfilm a Disney.
Si bien es cierto que la cultura pop no es el mejor vehículo para transmitir valores familiares, es innegablemente un instrumento que toca una multitud de personas en el mundo y un espacio por el cuál vale la pena luchar para frenar la colonización cultural post-moderna.
Favreau y Filoni realizaron un estupendo trabajo. Esto puso a la luz una guerra interna dentro de Lucasfilm, que antes era dominado por el bando progre de Kathleen Kennedy, que utilizó sin vergüenza Star Wars para transmitir sus ideologías nefastas. Ahora el bando “tradicional” de Star Wars, compuesto por verdaderos fans de la franquicia que rechazan la ideologización de la obra, recibió un apoyo sin precedentes.
Falta ver si la razón financiera y el apoyo de las fans convencerán los responsables de Disney de dejar de lado su abanderamiento ideológico para dar a los fans lo que quieren, o si la ideologización es tal que incluso el interés comercial de la compañía se haya vuelto secundario. Ya veremos. Es una batalla dura, pero ¡vale la pena librarla!