Rezar no es delito. Por eso el sábado pasado nuestra familia se sumó a la iniciativa joven #rezarnoesdelito que convocaba a una procesión y el rezo del Rosario de rodillas frente a la clínica abortista más importante de España.
La procesión de cientos de personas salió siguiendo una enorme cruz de madera y un estandarte de la Virgen de Guadalupe cantando ¡viva Cristo Rey!.
Al llegar frente a la clínica, los allí congregados nos pusimos de rodillas a rezar el Rosario. Sin más.
Un pequeño grupo de personas salió con cacerolas y silbatos y durante toda la oración estuvieron pitando.
Pero la imagen de aquellas personas, con camisetas de Rezar No Es Delito con el Sagrado Corazón, el sonido de la canción y de la oración y la fuerza de la enorme cruz, estremecía a cualquiera.
Hasta la lluvia respetó la oración.
La ley aprobada por el gobierno de Sánchez que prohíbe informar a las mujeres que van a abortar, incluye también cualquier gesto que intimide o moleste, como puede ser el rezar.
Por eso hemos estado allí, como tantas otras veces lo hemos hecho un puñado de personas, pero sin duda la ley ha motivado a cientos asistir en esta ocasión y seguiremos haciéndolo cuando le ley entre en vigor, porque la libertad se defiende ejerciéndola.
Las leyes injustas hay que enfrentarlas y anularlas. No podemos tener miedo, no podemos callarnos ante la injusticia, no podemos dejar de rezar e informar y tratar de salvar vidas, las de los bebés que iban a ser abortados y las de las madres que destrozarían también la suya.
Vivimos tiempos convulsos y no podemos quedarnos en casa, intentando no hacernos notar, no señalarnos. Pensad en el ejemplo que damos a los niños y los jóvenes. Toca dar la cara.