No tengas miedo, mamá. Desafíos en los que todos ganan es un nuevo título, publicado ayer mismo por Tau Editrice en Todi. La firma es la de Rachele Sagramoso, comadrona, madre, autora, en orden aleatorio y disperso, que suele informar sobre lo femenino desde un punto de vista especial en “iFamNews”. El punto de vista de la mujer, pero también el del hijo. Me pregunto cómo lo hace.
Sin embargo, no está sola, Rachel, en las páginas del libro. La acompañan muchas otras madres como ella, madres de familia numerosa. ¿Qué quiere decir “numeroso”? En el texto aparecen “mamás de 3”, “mamás de 6”, “mamás de 12”. Significa, tal vez, que toda mujer, madre biológica o no, madre de numerosos hijos o de pequeños rebaños, tal vez madre “putativa” de alumnos o nietos, expresa su maternidad en la acogida, en el cuidado, en la presencia. Los expertos también acompañan a Rachel entre las páginas del libro, sugiriendo o relatando su propia experiencia.
Lo que se desprende de cada línea es la importancia fundacional y fundamental de la familia, primera célula de la estructura social, basada en el acuerdo de la pareja formada por un hombre y una mujer que inicialmente, y quizás en medio de algunas dificultades, se unen a partir de dos singularidades para construir un “nosotros”. Una pareja estable como bien común de la sociedad, con connotaciones antropológicas y un valor imprescindible también para el Estado, que en lugar de repartir risibles “dádivas” quizás debería replantearse su enfoque de la familia desde el principio, como dice el capítulo del libro encomendado a Cristina Tamburini, otra “pluma” de “iFamNews”.
Entre líneas, unos cuantos exámenes de conciencia no tan ligeros, mucho corazón al descubierto, risas a carcajadas y cólicos del bebé, confesiones de adolescentes en crisis, juicios viles y gratuitos lanzados a menudo contra las madres por ilustres desconocidos y padres “providenciales” que ofrecen la bebida adecuada en el momento oportuno. Todo contribuye a socavar una “cultura” dominante que quiere anteponer los 12 tacos al cochecito, la carrera de moda a la vida real, el parecer al ser. Como si la mujer, reconocida como libre y liberada, sólo fuera capaz y competente si su elección recae en lo que la sociedad ya ha decidido que es mejor para ella. Para ellos. Para todos.
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