El estudiante universitario expulsado por afirmar que “un hombre es un hombre y una mujer es una mujer” ha sido readmitido. La Escuela de Educación de la Universidad de Nueva York comunicó la semana pasada a Owen Stevens que era readmitido. Un éxito de la gran movilización social creada alrededor de este caso.
CitizenGO lanzó una campaña en apoyo de Owen. Casi 50 mil personas escribieron al director de la Escuela de Educación y al decano exigiendo respeto a la libertad de expresión… y a la evidencia científica. Finalmente el clamor popular ha sido escuchado. Puede ver la campaña aquí:
https://citizengo.org/es-lat/200885-readmitan-owen-stevens
Desde International Family News informamos -además- del escándalo generado por la censura universitaria:
Nada más conocerse la noticia, Stevens colgó un post en su instagram con un mensaje claro y directo: “¡Gané!” No es sólo su victoria, sino la victoria de todos los que le han apoyado, la victoria de la libertad y de la evidencia científica frente al totalitarismo de género.
Estuve hablando con Owen sobre esta victoria y esto es lo que me dijo:
“La Universidad debería de ser un mercado de las ideas no la imposición de un único modo de pensamiento (…) En lugar de auditar los contenidos de las redes sociales de los estudiantes deberían dirigir sus esfuerzos en formar a los futuros líderes sociales”
Es así. Si la Universidad no es un lugar de encuentro y de debate, de confrontación de ideas y de búsqueda libre de la verdad, ¿qué lo será entonces? Si la universidad practica la censura y el totalitarismo se desnaturaliza.
Sin embargo, la victoria no es completa. Desde la universidad se insta a Owen a que respete la normativa universitaria de espacios seguros para el colectivo LGTB y que se autorregule en este sentido.
Por eso Owen ha anunciado que seguirá su batalla jurídica hasta que estos totalitarismos de género sean historia, hasta que la universidad sea un lugar seguro para el debate y el diálogo, hasta que la universidad sea un lugar libre para el intercambio de ideas.
Me encanta. Porque Owen no se conforma con haber salvado su licenciatura sino que quiere aprovechar su caso para dar una batalla que no es personal, sino de todos. Si no somos libres en la Universidad, ¿dónde lo seremos? Si en la Universidad no se puede afirmar una evidencia científica, ¿cómo puede aspirar a ser la cuna del conocimiento, de la transmisión del saber y de la investigación?
Pero hoy es momento de celebración. El decano que aspiraba a llegar “más lejos” y lamentaba que el sistema legal no se lo permitía ha tenido que dar un paso atrás. Y si el lobby LGTB no avanza, retrocede. Y eso significa que la libertad avanza. Hoy somos un poco más libres que ayer. Y un poco más universitarios. Gracias al empeño de Owen y al apoyo de casi 50 mil personas. ¡Enhorabuena!