Desde hace más de 10 años venimos trabajando lo que hemos denominado: “Charlas Musicales”, sobre todo en las escuelas de padres y en las comunidades católicas. Son ponencias musicales que mediante el canto y la reflexión sirven como una herramienta de la que Dios se vale para llegar al corazón de las familias. Dejo en claro que nosotros somos los mensajeros, DIOS es quien restaura los corazones.
Mi primer disco grabado data del año 2000, y desde allí incluía en cada trabajo discográfico un par de canciones de amor de pareja. Pero en el año 2006 recibí una llamada para participar de un retiro para esposos (donde me solicitaron una noche romántica con mis canciones) desde donde Dios comenzaba a mostrarme con mayor claridad la misión de cantarle a las parejas y a las familias.
Existe una gran verdad: “Mientras más parejas se sigan separando y divorciando, más familias seguirán desintegrándose y la sociedad seguirá pudriéndose”. Esa es la razón de ser de mi llamado, porque en estos años pude darme cuenta que el corazón de la familia son papá y mamá, y que su amor debe alimentar a los demás integrantes de la familia que son los hijos; cuando sucede lo contrario, la sociedad es la que paga las consecuencias.
Canciones como “PERDÓN AMOR”, “GRACIAS POR SER TÚ” o “TE AMARÉ HASTA QUE MUERA” crean momentos de reconciliación y renovación del compromiso, momentos románticos y momentos de comunicación que tanto bien hacen a las parejas.
Estoy convencido que no es casualidad que yo provenga de una familia de padres separados y saber de primera mano lo que ocurre en un hogar fracturado. Es por eso que cada vez que estoy al frente de un escenario, le agradezco a Dios todo lo que me ha permitido comprender mediante lo vivido. Ahora damos testimonio junto a mi esposa y mis dos hijos acerca de que se puede luchar y hacer todos los esfuerzos posibles por tener una familia unida. No debemos olvidar que la familia está hecha de momentos y que, sin lugar a dudas son precisamente esos momentos los que enseñan, educan y se atesoran en el corazón. Nuestros hijos no recordarán si les regalamos juguetes costosos, ellos recordarán los momentos compartidos en familia.
Es por eso que también incluimos un momento en familia con dos canciones especiales: “MENSAJERO”, que es una canción muy personal y que fue compuesta cuando mi hijo mayor cumplió 6 meses de nacido. En ella se describe todo lo que siente un padre por su hijo; un niño que es como un mensaje que viene encarnado desde el cielo. Confieso que el nacimiento de mi hijo me ayudó a sanar mis asuntos con mi padre y que esa canción ayuda también a muchos papás a aceptar que sus hijos son un verdadero regalo para sus vidas. La otra canción es “Bendice nuestro amor”, una oración hecha canción que nos ayuda a orar por las familias pidiendo a Dios que las proteja de todo mal. Porque “cada corazón que late en ti, no morirá jamás…”, es una parte de la letra.
Para terminar, si tan sólo comprendiéramos que el no saber el día ni la hora de nuestra partida al cielo, sería una razón suficiente para valorar cada momento. Podríamos pelear menos y perdonar más, escuchar mejor y comprender sin temores; simplemente amar más. Es verdad que la vida real tiene ciclos de luz y ciclos de oscuridad, pero también es verdad que no hay nada más perfecto que el amor, como dice el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo trece.
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