“Un Mundo sin Niños”, así tituló el New York Times hace uno meses una alarmante nota en la que señaló, que en todo el mundo los países enfrentan un estancamiento poblacional y un descenso en la fertilidad. Y advirtió de un rápido retroceso, sin precedentes, en la historia que hará que las fiestas de primer cumpleaños sean más raras que los funerales. Según la investigación de la revista, los demógrafos pronostican que en la segunda mitad del siglo, quizás la población global va iniciar por primera vez un descenso constante.
AMÉRICA DEL SUR
En América Latina la caída de la tasa de natalidad (número de nacimientos por cada mil habitantes en un año) fue la principal característica de la transformación demográfica regional en la segunda mitad del siglo XX. En síntesis se pasó de tasas de fecundidad muy altas (5,5 hijos por mujer) en el período 1965-1970 a tasas inferiores a lo que se conoce como nivel de reemplazo (2,05 hijos por mujer) entre 2015 y 2020. (CEPAL).
Lo grave de esta situación es que algunos de los países sudamericanos no garantizarán una pirámide de población estable, es decir no habrá un completo recambio generacional. Otra dato interesante y curioso es que a pesar de ser países con sistemas de gobierno y valores homogéneos, el origen de este fenómeno no es el mismo, sino que es multicausal y varía según el país y tiene consecuencias más graves de lo que creemos.
ARGENTINA
En Argentina por ejemplo, “la fecundidad ha tenido en el último lustro, el descenso más rápido en al menos los últimos 70 años”. Entre 2014 y 2019 (último dato oficial disponible), la tasa global de fecundidad cayó un 22% y se ubicó en torno a los 1,8 hijos por mujer, cuando esta cifra a finales de la década del ‘70 era de casi 3,5 hijos por cada mujer. Gran parte de esta baja se debe a la adhesión de los sucesivos gobiernos argentinos ( de mentalidad más liberal) a las políticas progresistas venidas de Europa y de las Naciones Unida. Todas políticas orientadas al control poblacional, reducción del modelo familiar tradicional, y a la ideología de género, por medio de la aprobación de leyes como la Ley de Divorcio, Matrimonio Homosexual y del aborto legal, y próximamente eutanasia. Y no solo esto sino también todo el paquete de otras regulaciones sociales y culturales alrededor de su implementación buscando promover estas leyes como política de Estado.
Respecto de la pandemia todavía no existen datos certeros para ver cómo afectó en la tasa de fecundidad, porque la mayoría de los nacimientos de 2020 se concibieron antes de la irrupción de la COVID-19. Es decir, sólo algunos nacimientos de fin de año se habrían concebido en marzo, posterior a la llegada del coronavirus al país. Donde sí se evidenciaría esta baja en la fecundidad sería en los datos de los registros de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires del año pasado. Allí los nacimientos cayeron cerca del 25% al comparar datos de enero y febrero del 2021 con el mismo período del 2020, cuando aún no se sentía el impacto del coronavirus en la región, según cifras oficiales.
CHILE
En Chile, país de mentalidad tradicionalmente conservadora, se registra la tasa de natalidad más baja en los últimos 30 años En el 2020, la natalidad en Chile sufrió una disminución importante. Los datos del Departamento de Estadísticas e Información del Ministerio de Salud (Minsal) evidenciaron que hasta el 2 de diciembre se registraron sólo 176 mil nacimientos. A la misma fecha, en 2019, habían 193 mil nacimientos en el país. En tanto, en 2018, la cifra era de 203 mil.
Especialistas atribuyen la disminución de los nacimientos a tres variables posibles:
a) El crecimiento económico de los últimos 20 años del país, que llevó al ascenso social de una cantidad de personas que empezó a priorizar el desarrollo personal y económico sobre el deseo de tener más hijos. Las facilidades para acceder a estándares de vida más altos ( casa propia, viajes, mejor educación) postergó el deseo de tener más de 1 hijo o dos. “Se estaría priorizando otras cosas antes que tener un hijo, por ejemplo, el tema laboral y los proyectos personales” señalan los especialistas. b) El grave estallido social del 2019 que provocó el miedo e inestabilidad en la población postergando el proyecto de la maternidad c) Y en los últimos dos años la pandemia del COVID-19 con todas sus consecuencias sanitarias, económicas y psicológicas que aún persisten en la población.
URUGUAY
En los últimos 25 años la caída en la fecundidad en Uruguay fue del 39 por ciento. A priori la pandemia no frenó, sino que potenció la tendencia hacia la baja de los bebés. Es más en estos cinco años, la caída ha sido extraordinaria. En números brutos, se pasó de casi 49.000 nacimientos en 2015 a menos de 36.000 en 2020. Según las cifras preliminares del Ministerio de Salud, se reportaron 35.866 nacidos vivos, 1.606 menos que en el año 2019 (una baja del 4,3%). Esto se traduce en un promedio de 1,4 hijos por mujer: la tasa de fecundidad más baja de la historia uruguaya, y posiblemente la más baja de la región, aunque varios países de Latinoamérica no tienen datos muy actualizados al 2020.
Curiosamente, lejos de ser una catástrofe o el acercamiento a la extinción de los uruguayos, para los demógrafos “es una demostración de que la población está ejerciendo sus derechos reproductivos, la mujer está eligiendo cuántos hijos quiere tener y a qué edad” señalan los especialistas. Y algo de cierto hay en esto considerando que en los últimos años ha bajado la tasa de nacimientos no deseados o adolescentes, a diferencia que hace 20 años atrás en que eran la mitad, según datos oficiales. Se cree que esto se debe a un mayor acceso a la educación sexual y a los tratamientos anticonceptivos por parte de las población más joven. Otro dato importante es que las mujeres uruguayas parecen estar tomando la decisión de tener sus hijos siendo más adultas. En la estadísticas de los sanatorios el promedio de edad de la primerizas ronda los 33 años. Y como se tiene al primer hijo más tarde, también baja la probabilidad de tener muchos más hijos.
‘BRASIL
En Brasil el descenso de la fecundidad comenzó por un control deliberado de la fecundidad que se dio desde principios del siglo xx y varía ampliamente por raza y región geográfica. En el 1960 la tasa era del 42,8 y en el 2019 La tasa de natalidad en Brasilfue en 2019 del 13,7‰,y elíndice de fecundidadde 1,72. El hecho que Brasil tenga un índice de fecundidad inferior a 2,1 por mujer (fecundidad de reemplazo), supone que no se garantiza una pirámide de población sostenible.
Algunos especialistas sostienen que el descenso de la fecundidad se explica en su mayor parte por una serie de “resultados inesperados” de la acción de los actores institucionales y “consecuencias imprevistas” de las políticas públicas relacionadas con la infraestructura urbana, la industrialización y los incentivos para reducir la tasa de natalidad,como la difusión de los anticonceptivos y la reducción de la infraestructura sanitaria materna. Esto provocó la escasez de camas de maternidad y salas equipadas para hacer frente a los partos naturales en Brasil por lo que las mujeres para asegurarse una cama solicitaban ir a cesarías programadas con alto costo para el Estado. A raíz de eso el gobierno diseñó nuevas reglas para reducir los procedimientos quirúrgicos innecesarios, y asegurar que las mujeres embarazadas fueran conscientes de los riesgos asociados con las cesáreas, en vez de hacer crecer el servicio de maternidad.
MENOS HUMANOS
En definitiva el origen del descenso de la natalidad tiene su origen en la triste realidad de la Deshumanización del ser humano: Ciudadanos más egoístas y materialistas que prefieren tener cosas y no hijos; Políticas de gobierno anti familia y maternidad; mujeres que postergan la maternidad y tienen poco hijos; y jóvenes mujeres que toman el camino del aborto “legal seguro y gratuito” facilitado por el Estado, asesinando a su propio hijo el vientre materno. Fin de la humanidad.
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