Hace menos de dos semanas, tras el debate que tuvo lugar en la Cámara de los Lores, que, junto con la Cámara de los Comunes, forma el parlamento del Reino Unido, Lord Forsyth, miembro del Partido Conservador, Peer del Reino, decidió retirar la enmienda que había propuesto y que habría introducido el llamado “suicidio asistido” en el texto del Proyecto de ley de salud y asistencia, el proyecto que reorganizaría parte del sistema sanitario británico.
El motivo de la renuncia es de forma, más que de fondo, y la nulidad deriva de cuestiones de procedimiento, desde luego no del contenido de la enmienda. De hecho, ya existe un texto, actualmente en estudio en el parlamento, específico sobre el tema, el Proyecto de ley sobre la muerte asistida, proyecto adelantado por la baronesa Meacher.
Sin embargo, hay quienes piensan de forma diametralmente opuesta al “suicidio asistido”, a la eutanasia, a la trampa que se esconden tras la engañosa etiqueta de “buena muerte”.
La encuesta
La Asociación de Medicina Paliativa (APM), por ejemplo, hace saltar las alarmas al señalar que la ciudadanía está “asustada” por el comportamiento de los los medios de comunicación, que prestan una atención desmesurada a los casos trágicos y traumáticos de sufrimiento en el contexto del final de la vida, ignorando en cambio los numerosos resultados positivos para aliviar y calmar el dolor de los enfermos terminales con los cuidados paliativos dispensados adecuadamente.
Una encuesta realizada a casi 300 miembros de la asociación publicada a finales de enero, reveló que la gran mayoría de los médicos que trabajan en cuidados paliativos (un 87%) cree que es poco probable que los medios de comunicación informen sobre casos de aplicación y uso positivos de los cuidados paliativos. Debido a esto, “existe un alto nivel de incomprensión por parte de los pacientes y las familias con respecto a los cuidados paliativos, que puede verse exacerbado por el debate público sobre el suicidio asistido/la eutanasia.”
La narrativa centrada en los resultados negativos ahuyenta a los pacientes vulnerables
La presidenta de la APM, la doctora Amy Proffitt, afirmó que los médicos que prestan cuidados paliativos se confiesan “profundamente preocupados” por lo “groseramente engañosos” que son algunos de los informes sobre la calidad de los cuidados al final de la vida en Gran Bretaña. “Las historias que cuentan las muertes ‘buenas’, que explican los tratamientos disponibles y cómo acceder a los cuidados al final de la vida se sacrifican en gran medida, en favor de las que se centran en los resultados negativos, que lamentablemente están ahuyentando a los pacientes vulnerables”, añadió.
Los pacientes y las familias están confundidos
El 67% de los médicos entrevistados afirmaron que los pacientes y las familias suelen confundir los cuidados paliativos con la eutanasia, especialmente cuando se trata del uso de opioides inyectables. Uno de ellos dijo: “Los cuidados paliativos ya son equivalentes a la eutanasia en la mente del pubblico: asocian las bombas de jeringa con la eutanasia y este es un mito que tenemos que desmentir diariamente al interactuar con los pacientes y sus familias en el hospital.”
Los médicos de cuidados paliativos se oponen a la eutanasia
Esta es la cuestión clave: ya en 2020 una encuesta realizada por la Asociación Médica Británica (BMA) mostró que el 84% de los médicos que ofrecen medicina paliativa no estarían dispuestos a practicar la eutanasia a un paciente.
Catherine Robinson, portavoz de Right To Life UK, una organización benéfica pro-vida y punto focal del Intergrupo Parlamentario por la Vida declaró: “es muy fácil que el público se haga una idea errónea de lo que implican realmente los cuidados paliativos. No se trata de acabar con la vida del paciente, como en el suicidio asistido y la eutanasia, sino de controlar los síntomas en la medida de lo posible y garantizar al paciente una muerte lo más tranquila y digna posible”. Concluyó: “un enfoque excesivo en las muertes trágicas y el sufrimiento al final de la vida puede llevar a la percepción de que no hay esperanza y crear la falsa elección entre una muerte dolorosa, prolongada e innecesariamente desagradable y el suicidio asistido o la eutanasia. Pero esto no es así en absoluto. Unos buenos cuidados paliativos son, o deberían ser, una opción para todos nosotros al final de nuestras vidas.”