Desde siempre, los padres hemos leído cuentos a nuestros hijos pequeños, un cuento antes de dormir es lo clásico.
Unas veces nos pasa que estamos cansados y deseando ya que se acuesten y disimulamos para que no nos lo pidan. Otras, cuando aprenden a leer, dejamos esa costumbre y no volvemos a leerles.
Hace poco, conocí a una mujer que me enseñó la maravillosa costumbre de leerles en voz alta a mis hijos de todas las edades.
La lectura en voz alta, al contrario de lo que pueda pensarse, facilita la concentración y la atención y, por lo tanto, el interiorizar y recordar lo leído. Y además permite realizar un montón de actividades mientras tanto, sin que esto afecte a la atención.
Es decir, que mientras lees a tus hijos, ellos pueden estar haciendo construcciones, un Meccano, pueden dibujar, coser, hacer recortables, modelar con arcilla etc…cualquier actividad que les guste con la única condición de que sea individual.
La lectura en voz alta permite leerles todo tipo de libros, muchos de los cuales no leerían por su propria cuenta y además favorece el diálogo entre todos sacándole más provecho a la lectura, nos da pie a sacer temas de conversación que nos interese, y crea una vida familiar común en torno a la actividad en sí y a los libros que se convertirán en parte de nuestra vida familiar común.
Inconvenientes y dificultades tiene, claro que sí. Necesitas tener tiempo, quizá poner un horario fijo para que ellos ya sepan que “toca leer”. Y cuesta también juntar edades muy diferentes porque el tipo de lecturas no siempre encaja con todos. Pero muchas veces son los pequeños y medianos los que disponen de más tiempo y es a los a los que te puedes dedicar más y dejar a los mayores para las vacaciones, por ejemplo, eligiendo bien el libro.
Empieza por un ratito cada dos o tres días, elige la tarde que tengan más libre y empieza por ahí. Mejor un libro que historias cortas porque eso dará pie a que quieran continuar otro día. Y elegid actividades que necesiten tiempo y se puedan hacer sin prisa.
Y busca clásicos: Mujercitas, Hombrecitos, Los Robinsones suizos, El pequeño Lord, los libros de Laura Ingalls de La casa de la Pradera, cuentos de los Hermanos Grim de vez en cuando también, de Julio Verne, etc.
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