La poca simpatía por la ideología de género y el LGBT + en los países de Europa del Este se conoce desde 2018, gracias a una investigación realizada por el Pew Research Center de donde emergen dos factores: la religiosidad generalizada de las poblaciones y la percepción: menos evidente, pero real – que este tipo de “derechos civiles” tienen como objetivo imponer una nueva ideología, tan totalitaria como aquella comunista del pasado. De esa investigación resulta que ” en todos los países de Europa occidental tomados en consideración la mayoría de las personas están a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que la mayoría de las personas en casi todos los países de Europa Central y Oriental se oponen”. Por ejemplo, el 88% de los adultos en Suecia y el 75% en Alemania se declaran “[…] a favor o firmemente a favor de la legalización del matrimonio entre gays y lesbianas”, mientras que el “74% de los rumanos y 79% de los búlgaros se oponen o se oponen firmemente ».
Una segunda investigación llevada a cabo por el Pew Research Center en 2019 muestra como la mayoría de los adultos en los 15 países de Europa occidental entrevistados ya en 2017 estaban a favor del “matrimonio” homosexual, y entre ellos aproximadamente seis de cada diez italianos y tres cuartos de los suizos. El porcentaje fue aún mayor en Suecia (88%), Dinamarca (86%) y los Países Bajos (86%). Por el contrario, las poblaciones de Europa Central y Oriental se declararon largamente contrarias. Solo el 5% de los rusos y el 9% de los ucranianos, por ejemplo, “afirman que están a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, según las encuestas realizadas en 2015 y 2016. Las cifras de Polonia (32%) y Hungría ( 27%) son más altas, aunque los polacos y húngaros a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo se encuentran en minoría. La República Checa es el único de los 19 países monitoreados en Europa Central y Oriental donde la mayoría de los adultos (65%) están a favor del matrimonio homosexual “.
Los “iliberales”
Ahora, en los últimos días, el prestigioso periódico francés Le Monde ha publicado un informe sobre lo que define la “guerra de género” declarada por Oriente, es decir el rechazo de los países de Europa Central y Oriental a aceptar la ideología LGTB + donde se marca el desacuerdo como fruto de los movimientos católicos, extremismos políticos de derecha y “agentes externos”. Sin embargo, este no es el caso. Mejor aún: los movimientos y los partidos políticos intentan sacar provecho de una disensión que está creciendo en los países orientales, pero no son los que la originan.
A esas alturas, la oposición a la ideología y a los nuevos “derechos LGBT +” se percibe como la única reacción posible para los pueblos que han sufrido 60 años de gobierno comunista y, a pesar de ello, han logrado mantener viva la raíz de la fe cristiana, católica u ortodoxa. La imposición de la nueva ideología y los “nuevos derechos” provoca una doble reacción: Europa y Occidente, que en la década de 1990 eran percibidos como protagonistas de la liberación del comunismo, ahora aparecen como los opresores. Como consecuencia, el antieuropeísmo está creciendo. Por lo tanto, la afirmación de Le Monde según la cual en Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumania y otras partes del Este “[…] la cuestión de los LGBT se ha convertido en un caballo de batalla de los gobiernos” y “en muchos de estos países de la UE han nacido alianzas anti-LGBT entre “iliberales”, movimientos católicos u organizaciones de extrema derecha “, es simplemente incorrecta.
Los “fascio-católicos”
También es falso afirmar, como lo hace el periódico francés, que hay “agentes” extranjeros que fomentan el odio, y entre ellos CitizenGo (la plataforma que promueve peticiones internacionales), el Congreso Mundial de Familias (WCF), International Organization for the Family (IOF, editor de “iFamNews”) que promueve WCF y el ruso Alexey Komov (miembro de la junta del WCF y CitizenGo). ¿Una simple prueba de la falsedad gratuita de las afirmaciones de Le Monde? Definir a Komov como un promotor influyente del proyecto ruso de desestabilización europea, implementado a través de las batallas contra la ideología LGBT +, es ciencia ficción. ¿ Qué podemos decir entonces del ex canciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder, promotor convencido de los “derechos LGBT +” y hoy jefe del consorcio Nord Stream AG (que se ocupa del gasoducto que conectará la costa rusa con la alemana a través del Mar Báltico) designado por el gigante del gas ruso Gazprom ? ¿Deberíamos concluir que Komov es más poderoso que Schröder o que Schröder representa mejor los intereses rusos, bien lejos de las batallas ideológicas?
Aún más. Los polacos no soportan a los rusos: nunca y sobre ningún tema, ni en ninguna batalla cultural se unirían a ellos. El cristianismo mayoritario en los cuatro países mencionados es además muy diferente: entre las Iglesias ortodoxas búlgaras y rumanas, por un lado, y la Iglesia católica latina polaca, por el otro, no hay relación, así como no existe relación entre las miles de peticiones que CitizenGo publica todos los días, en todo el mundo y las iniciativas del Partido Popular Conservador de Estonia (EKRE) mencionado por Le Monde.
¿IOF? Esta organización, que promueve el matrimonio y la familia naturales, no puede ser acusada de ningún discurso que fomenta el odio ni de nada solo por haber organizado la WCF en Hungría e Italia. Si, por el contarrio, el propósito del reportaje de Le Monde era afirmar que los católicos somos fascistas y que los “fascio-católicos” de Europa del Este “promueven el odio y el racismo, entonces esto sería injusto, incorrecto y ofensivo. Promover la prohibición y la censura en Europa, y discriminar contra cualquiera que crea, promueva y defienda la intangibilidad de la naturaleza humana, el matrimonio, la familia natural es inaceptable, discriminatorio y totalmente incivilizado.