El simple hecho de plantear listas ya nos debe erizar la piel a los que amamos la libertad como un bien consustancial a nuestra naturaleza humana. La mera existencia de las listas y a denota un afan de control y por ende, de poder, de aquellos que las pretenden. Para bajarnos la guardia y dejarnos hacer, se utilizó la coartada estadística médica para montar toda la infraestructura informática de identificación de vacunados CoViD19.
Esta inquietante infraestructura no pasó desapercibida a los defensores de la libertad en el parlamento europeo y por ello, ya el 27 de enero de este año 2021, se emitió una Resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa alertando y advirtiendo de lo que se estaba fraguando por parte de los totlitaristas. Tenéis el informe original en inglés más abajo. Prestad especial atención a lo que dicen expresamente los puntos
7.3.1 garantizar que se informa a los ciudadanos de que la vacunación NO es obligatoria y que no se presiona a nadie política, socialmente o de cualquier otra forma para que se vacune, si no lo desea hacerlo por sí mismo;
7.3.2 garantizar que no se discrimina a nadie por no estar vacunado, debido a posibles riesgos para la salud o porque no desea vacunarse;
Lamentable la omertá informativa alrededor del punto 7.3.4 de los media sistémicos:
7.3.4 distribuir información transparente sobre la seguridad y los posibles efectos secundarios de las vacunas, trabajando y regulando las plataformas de redes sociales para prevenir la propagación de información errónea;
También es elocuente la flacidez y poco empeño en que llegue la información del 7.3.5 a la gente:
7.3.5 comunicar de forma transparente el contenido de los contratos con los productores de vacunas y ponerlos a disposición del público para el escrutinio parlamentario y público;
Especialmente sangrante es el punto 7.5.2 en el que se dice explícitamente que “se usen los certificados de vacunación solo para el propósito designado de monitorear la eficacia de la vacuna, los posibles efectos secundarios y los eventos adversos”
Es decir, que el parlamento europeo advierte seriamente de no usar el monitoreo y la infraestructura creada por motivos científicos y médicos para segregar, discriminar o impedir la libre circulación de sus ciudadanos.
Efectivamente, tal y como dice la fiscal Valerie Oyarzun Fontanet, fiscal en la Audiencia Provincial de Lérida: “Nadie puede presionar con la vacuna ni preguntar si se está vacunado”. Es ilegal.
Y al estar estos tratamientos en fase de ensayo clínico con humanos, están sujetos al cumplimiento de disposiciones internacionales como el Código de ética de Núremberg de 1947, Declaración de Helsinki de 1964, Declaración universal sobre bioética y derechos humanos de la Unesco de 2005, y el Convenio de Oviedo de 1997 o Ley 14/2007 de investigación biomédica, por lo que ninguna persona tiene la obligación de someterse a ellos y, por tanto, nadie puede exigir tal condición a menos de incurrir en delitos de coacciones, acoso o mobbing laboral o incluso ser partícipes en delitos de genocidio o lesa humanidad.
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