Converso durante poco más de una hora con una de las “100 mujeres más influyentes en España del año 2017”. Por las restricciones en estos días de Pandemia mi conversación con Nuria Chinchilla transcurre por teléfono. Hablamos de Familia y Trabajo, de integrar las actividades diarias, ahora que ya hemos superado la más restrictiva palabra “conciliar” en búsqueda de una Unidad de Vida perdida. Conversamos envueltos en la niebla de las circunstancias de una crisis llamada del COVID19. Focalizados en la Esperanza que nunca se ha de perder, me vienen a la mente unas líneas de la gran obra de la literatura universal: “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. -El Quijote (capítulo XVIII)”
Jordi Picazo – International Family News.- En primer lugar deseo que estéis bien, en este período de confinamiento en estas circunstancias especiales que estamos pasando.
Nuria Chinchilla.- En lugar de utilizar el término confinados a mí me gusta más hablar de que estamos retirados, es como tomarlo desde un punto de vista más proactivo, ¿no?
JP IFN.- Gracias también Núria por concederme este rato de conversación en estas circunstancias, y te diré que personalmente, cuando te leo pienso en “conciliación”, y el término “conciliación” lo asocio inmediatamente como reflejo al concepto de “unidad de vida”. ¿Unidad de vida sería procurar no ser esquizofrénico, no tener demasiados departamentos estancos en la mente, cultivar el sentido de dirección?
NCh.- Nosotras empezamos a hablar de conciliación en el año 1999 cuando nadie hablaba de eso. Y empezamos a hablar del tema porque se había promulgado unaley de conciliación de la vida laboral y familiar. “Conciliación” fue la palabra que se utilizó porque los que estaban escribiendo eran abogados. Conciliar es algo que empieza con uno mismo, si no eres capaz de conciliar tú personalmente en tus cosas, no te quejes de que la empresa no te deja conciliar. Antes que nada tienes que saber cuáles son tus prioridades. Ahora sin embargo, ya no hablo de conciliar; según el diccionario de la RAE-Real Academia Española- “conciliar” es poner de acuerdo contrarios. Trabajo y familia se veían como contrarios entre sí en lugar de verlas como dos áreas en las cuales te enriqueces y se enriquecen la una a la otra. Ahora hablamos de “integrar” la vida en lugar de conciliar. Porque se trata no de poner de acuerdo contrarios, sino más bien de buscar el hilo de vida, la línea de vida, una sola, que no son tres ni cinco; la línea de vida que vas tejiendo a medida que vas tomando decisiones en tus diferentes áreas. Eres la misma persona y tú te vas haciendo y deshaciendo con cada una de esas decisiones, vas cambiando esa realidad, tú cambias y cambia el área; yo hablo mucho del paralelismo con el medio ambiente, y hablo de la contaminación humana y social. Al igual que hay una ecología del planeta hay una ecología humana de la que hablan también los Papas, ¿no? Y cuando hablo de ecología humana hablo de que yo soy el que da oxígeno a las diferentes áreas de mi vida, trago CO2 y hago fotosíntesis como las plantas y expelo oxígeno. ¿O tal vez lo que hago es tragar mucho oxígeno de diferentes áreas y solo expelo CO2? Y hay más áreas todavía: la sociedad, los amigos, el descanso, el tiempo libre, Dios…, pero al final todo se traduce en que es la persona quien toma las decisiones y es la persona la que va mejorando o empeorando.
«El acrónimo inglés VUCA, para las palabras veloz o volátil, incierto, complejo y ambiguo define nuestro entorno en gran medida. En un mundo tan VUCA que no para de cambiar, todo el mundo está nervioso y siente que tiene que seguir el cambio, y no nos damos cuenta de que todo depende más bien de la persona que toma las decisiones, y que en un momento dado lleva el gorro de empresario, de padre, de amigo, o de político. ¡Es tan importante en el trabajo del IESE esto que estamos diciendo!: ayudamos a los directivos a darse cuenta de que si quieren liderar personas tienen que ser primero líderes de sí mismos para luego serlo como padres, como empresarios: todo eso va muy ligado y es esto que dices tú de la unidad de vida, y es lo que explicaba muy bien san Josemaría, fundador de la universidad de Navarra de la que el IESE es parte».
JP – IFN.- Sin embargo, Núria, la sociedad aplasta, y vas perdiendo el dominio sobre estas áreas de tu vida; la sociedad se olvida de Dios, del uso proactivo del tiempo libre. He podido experimentar personalmente en Reino Unido cómo, por ejemplo, existe la cultura del hobby. Y, al acabar las clases en la escuela, sobre las 4 de la tarde todo el mundo tiene cosas que hacer en el ámbito de la cultura o la creatividad, muy a menudo música, aficiones, o clubes o membresías de sociedades que cultivará durante años de su vida. Aquí no vemos este fenómeno.
NCh.- Efectivamente, en toda Europa la gente cultiva hobbies, aquí el problema es que tenemos horarios indecentes, y vale aquí la broma que repito a menudo: “tenemos unos horarios religiosos” donde “entramos a trabajar cuando Dios manda y salimos cuando Dios quiere”. Y digo indecentes porque no tienen en cuenta las personas, están hechos en gran medida como para máquinas. Por un lado porque no vamos con el sol. El tema del horario según el sol es un tema con el que he luchado mucho y sigo con ello.
JP – IFN.– Te refieres a que nos corresponde el horario según el meridiano de Greenwich como en Canarias.
NCh.- Bueno, es que a Canarias ya le corresponde el meridiano anterior. Ellos están en una zona horaria anterior a la que tienen en la actualidad y la que nos corresponde a la península es la suya, la de Greenwich. Esta situación no ayuda a racionalizar horarios y agendas. Nosotros no nos estamos levantando con el sol. El primero que me hizo caer en la cuenta fue Jos Collin, empresario belga con una amplia visión de las cosas. Hacía varios años que estábamos trabajando este asunto desde la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles y me dijo: «¿Te has dado cuenta de que hay que empezar por aquí? Tenéis que volver a la hora que le corresponde a España, que es la de Greenwich». Lo primero por tanto es no ir a la escuela o a trabajar cuando aún es de noche. De hecho nuestros ritmos circadianos van con el sol. Cuando comemos a las dos o en verano a las tres, en realidad estamos comiendo a la una hora solar, Como consecuencia todo se retrasa hasta que llegamos tardísimo a casa porque nadie nos espera hasta las nueve y media o diez de la noche. Y ahí tienes la razón de esas jornadas interminables en las que no hemos encontrado todavía el espacio para los hobbies, no desarrollamos una cultura del hobby como señalas tú.
JP – IFN.- Alguien podría decir que los niños están hartos de hacer Tae Kondo o piscina, o inglés en las actividades extraescolares, pero eso me parece que en la mayoría de los casos es una excusa, no es una verdadera cultura del hobby. Algunas de estas actividades son más de lo mismo, similares a lo que hacen durante el horario escolar.
NCh.- Exacto, estamos haciendo niños que ya de pequeños van a ser adictos a las actividades, al trabajo; los padres tienen que rellenarles el tiempo con mil actividades hasta que ellos mismos lleguen a casa, pero eso no es tener un tiempo para relajarse, o hacer cosas que entre comillas pueden ser “perder el tiempo” en juegos, lo cual para los niños es muy necesario. Esto nos lleva a la conclusión de que la primera competencia o capacidad que hay que desarrollar en la persona, y empezaremos por los niños, es la gestión de su tiempo.
«La gestión del tiempo es la primera y más importante competencia directiva o de liderazgo. Para adquirir esta competencia lo primero es conocerse muy bien a uno mismo para saber de dónde parto y quién soy. Y el “quién soy yo” es muy amplio pero como mínimo hay que saber cuáles son mis capacidades en el momento actual; luego saber cuál puede ser mi potencial; y después conocer mis raíces, mis valores, mis creencias, todo lo que me ha venido dado y lo que he ido desarrollando. Cuando has llegado al punto en que te conoces bien, el segundo ejercicio es preguntarse “adónde voy”, es descubrir la misión personal, irrepetible, la “vocación” de la que tú me hablabas, el “para qué estoy aquí”, cuál es mi propósito en la vida, qué es lo que yo, y solo yo puedo hacer».
JP – IFN.- Siempre me ha encantado ese momento en el libro del polifacético matemático, fotógrafo, escritor inglés Lewis Carroll en su libro “Alicia en el País de las Maravillas”. Alicia en un momento en el libro le pregunta a Gato “¿puede decirme si voy bien por aquí?” A ello Gato le responde “Eso, señorita, dependerá en gran medida adónde quiera Usted ir”. “Me da un poco igual”, añade Alicia, a lo que Gato le apostilla “Entonces puede ir Usted por donde quiera”. Y a Alicia solo se le ocurre comentar “Lo importante es llegar a algún sitio, ¿no le parece?”. Y gato la tranquiliza con “Le aseguro que si dedica el tiempo necesario, llegará a algún sitio”. En este diálogo tan británico, si me permites, se refleja el afán de moverse incluso cuando se desconoce el propósito o no se tiene un sentido de dirección. Pienso que ello nos lleva al final del día a la frustración.
NCh.- ¡Hay que tratar de descubrir la misión personal, única e irrepetible! Y ello porque yo soy “la hija de mi madre”, yo soy “la hija de mi padre”, yo soy “la mujer de mi esposo”, la “madre de mi hija”, “yo soy profesora del IESE”; es decir, en cada área de mi vida debo ver lo que puedo hacer diferencial, porque eres tú y solo tú la que estás ahí. Y esa es la misión más específica.
«La misión genérica es ser feliz, que es para lo que hemos sido creados, pero de esto la persona se olvida. Y olvidarse de esto es muy grave porque cuando no entendemos que esto es el “para qué” de la vida, nos dejamos engatusar y nos dejamos despistar por demasiados temas, y por ello creo que esta circunstancia del COVID19 es una maravilla porque nos está centrando para que podamos ir perdiendo el tiempo, o no, pero desde luego nos está desnudando de nuestras caretas y de cantidad de cosas superfluas y nos está ayudando a encajar nuestra vida con nuestros verdaderos valores.
«También puede ser que nos olvidemos pronto, por la fuerza del marketing, por las fuerzas que nos llevan al consumismo, todo eso va a volver muy rápido. Pero por lo menos habremos tenido la experiencia de haber sido un poco más conscientes de “lo que vale un peine”, de lo que estamos viviendo y de lo que podemos llegar a vivir. Y de lo que puede no ser útil ni tan siquiera necesario.
«En la familia se desarrollan lo que llamamos las soft skills, tan necesarias también para el mundo de la gestión de personas y de la empresa. Las soft skills son lo que llamamos competencias interpersonales, todo lo que tiene que ver con la relación con los demás: la capacidad de empatía, la capacidad de Comunicación, el ser capaz de delegar bien. Hablamos de tres tipos de competencias, las “estrategias”, que son las que miran hacia fuera: es todo lo que tiene que ver con la visión de negocio, la orientación al cliente, el networking y otras similares. Hacia dentro tendríamos las “interpersonales”: cómo desarrollar relaciones positivas, eficaces y duraderas con las personas. Y, por último, tendríamos que desarrollar también sobre todo las que están por debajo de todas las otras, las “intrapersonales” y que tienen que ver con la gestión del tiempo, con la gestión del estrés, la proactividad e iniciativa, mi autocrítica, mi autoconocimiento.
«En el centro de las competencias intrapersonales está el core, y por “core” entendemos lo central, lo esencial, lo más importante. A estas las llamamos “meta competencias” porque son las que dan fuerza a todas las demás: toma de decisiones, integridad, proactividad, resiliencia e inteligencia emocional, y que coinciden con las cuatro virtudes cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza)».
JP – IFN.- Antes de que me dijeras que habías escrito el libro “Dueños de nuestro destino” con Maruja Moragas recientemente fallecida por un cáncer, te había yo mencionado la frase “Yo soy el Capitán de mi alma”, del poema “Invictus” del poeta victoriano William Ernest Henley, que citaba el personaje de Nelson Mandela en la película “Invictus”. En el mismo poema, Henley dice en la línea anterior “Yo soy el dueño de mi destino”, el título de tu libro. Núria, para el viaje de la vida ¿de qué esenciales debo cargar la mochila?
NCh.- Lo primero de todo es tener un buen espejo para conocernos. Y ese espejo no debemos dejarlo atrás nunca. Ese espejo puede ser un amigo, puede ser tu director espiritual, puede ser tu esposo o esposa, puede ser un buen líder, un directivo, es preciso dejarse contar las cosas. Para auto conocernos el insight, o análisis e introspección está bien pero si no tenemos un buen feedback alrededor, de gente que nos quiere, podemos acabar aislados y creyéndonos los reyes del mambo: muy lejos esto de la realidad. Luego también la buena lectura: debemos tener lecturas que nos nutran de la verdad y que nos inspiren, son el alimento para el alma.
«Me queda por decirte la brújula. La brújula para nuestro Norte, que no norte magnético. El norte magnético nos puede llevar a otro lado porque nos parece que ese es el norte de verdad y no. El norte es nuestra misión. Y nuestra misión es llegar al cielo. Esto ya desde un punto de vista sobrenatural. Desde un punto de vista natural tenemos que ir desgranando la misión que vamos descubriendo, porque esto no se descubre solo en un día, esto va cambiando. Aunque tengas muchas ganas de llegar al cielo, luego está el cómo lo vas materializando, cómo lo vas operacionalizando en el día a día, en la misión personal, la misión familiar, la misión profesional, y la misión social. O lo que es lo mismo, es todo ello un día-a-día en el que vas haciendo cosas y vas tomando decisiones que te van hilando esa misión y hacia dónde vas es al norte, y ahí tenemos la brújula pues difícilmente podrás llegar sin ella en la misma línea de lo que comentabas sobre “Alicia en el País de las Maravillas”».
JP – IFN.- Ya Jesucristo mismo pone la medida del amor al otro en nuestra autoestima… ¿es importante quererse a sí misma, a sí mismo?
NCh.- Mira qué bonito, cuando hablo de la autoestima digo que “el mismo corazón con el que quiero a los demás es con el que me quiero a mí misma”. ¿Cómo quiero a los demás? ¿Los quiero por un motivo extrínseco, extractivo, como medio para mi sola felicidad? ¿Los quiero como un reto, para pasarlo bien, por un motivo intrínseco? ¿O los quiero sobre todo por su propio bien, por su santidad, porque quiero llegar al cielo con ellos? Los distintos motivos van juntos, pero lo que marca la diferencia es cuál pesa más en nuestra toma de decisiones.
«Lo que quiero decir es que no tiene nada de real separar estos dos amores, dependiendo de cómo los quiera, así me quiero yo. Me puedo querer por motivo extrínseco, porque soy guapa, porque tengo posesiones, o porque peso poco, y, bueno, ¿hasta cuándo? ¡Yo que sé! Lo que tendré al final es externo todo, ¿no? Y los demás pueden aplaudir. Si solo me quiero por eso será una autoestima muy débil. Se cae en dos días. La otra cara de la moneda será quererme por motivo intrínseco: lo que más me dará autoestima será que hablo 7 idiomas, que tengo dos doctorados. Pero, ¡qué pasa si tienes un accidente y te quedas tetrapléjico! Entonces siempre te queda el tercer motivo que es el que siempre te da la autoestima que no se acaba, que es la autoestima de poder hacer cosas por los demás, porque incluso estando tetrapléjico puedes conseguir a través de tu acción que los demás te cuiden y al dejarte cuidar, que los demás crezcan en su capacidad de amar, ¿no? Eso ya llevado entonces a la Trascendencia con mayúscula, pues eso sí que ya es infinito, la autoestima por ser hijos de Dios».
*Nuria Chinchilla es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School (Barcelona, España), Universidad de Navarra, y titular de la Cátedra Carmina Roca y Rafael Pich-Aguilera de Mujer y Liderazgo. Fundadora del International Center for Work & Family (IESE Business School) y de la Iniciativa I-WIL (IESE Women in Leadership). Licenciada en Derecho y MBA, es doctora “cum laude” en Economía y también en Dirección de Empresas (Universidad de Navarra). Fue nombrada “Mejor Mujer Directiva del Año” por la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE). Desde diciembre de 2018 es miembro de la Real Academia de las Ciencias Económicas y Financieras de España (RACEF) y del Consejo Asesor Universitario de la UIC. En 2017, recibió la Cruz de oro de la Fundación Fomento Europeo (AEFE). Fue candidata de España al CEDAW, ONU 2012. Entre 2015 y 2019, fue miembro del consejo de IWF-Spain. Habla siete idiomas, está casada y tiene una hija. Para saber más puedes visitar https://blog.iese.edu/nuriachinchilla.
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