Hace unos días informábamos de que miles de mexicanos estaban pidiendo observadores internacionales para las elecciones intermedias del 6 de junio.
Pues bien: ¡ya lo consiguieron! La OEA confirmó el pasado 7 de mayo que enviaría observación internacional a las elecciones.
Una muy buena noticia que otorga más garantías al proceso electoral.
Sin embargo, la batalla no terminó. Porque cuanto peores son las expectativas electorales del presidente López Obrador (AMLO) y del partido oficial, Morena, mayores son las tentaciones totalitarias.
La primera intentona de AMLO fue afirmar que el árbitro electoral, el INE, no era necesario porque él mismo era el garante de la transparencia. Paradigma de populismo. Ante el levantamiento popular, pasó la tormenta.
Pero los truenos regresaron hace semanas cuando el INE canceló las candidaturas de Morena en Guerrero y Michoacán. Entonces AMLO amenazó con destituir al presidente del INE. Morena insinuó que aplicaría la aplanadora de su mayoría absoluta en el Congreso para nombrar nuevos consejeros. Y los ‘matones’ cercanos a Morena rodearon físicamente al INE para amedrentar a los consejeros.
Finalmente llegó el 30 de abril y el fin del período ordinario de sesiones sin destitución del presidente ni de los consejeros del INE.
Pero la batalla no terminó. Porque López Obrador volvió a amenazar con que tras el 6 de junio eliminaría no sólo el INE sino todos los organismos autónomos. Es decir que no soporta que haya entidades independientes que no controla y quiere someterlas al control del gobierno federal. Las antípodas del fortalecimiento institucional.
Otros diputados y senadores de Morena ya andan anunciando reformas del INE en el mismo sentido.
¿Qué pasará finalmente? Todo dependerá de lo que ocurra el 6 de junio. Si Morena logra un resultado que consideren satisfactorio -esto es que sigan manteniendo el control absoluto del Congreso federal y no pierdan demasiadas gubernaturas- probablemente no pase nada y decidan respetar los organismos independientes.
Pero si como apuntan todos los estudios demoscópicos, Morena tiene que digerir el desgaste electoral del poder es más que probable que la tentación totalitaria aflore con energía. Y eso sería una pésima noticia para el país.
Esperemos que en tal caso, la OEA no sólo se ciña a la observación electoral sino que extienda sus funciones a la “observación institucional” para garantizar la calidad democrática en el país.
De momento, tiempo de celebración porque la voz de 67 mil mexicanos fue escuchada. ¡Bien!