En medio de distracciones mundiales como los Juegos Olímpicos, las elecciones estadounidenses y los conflictos actuales, la cuestión de la muerte asistida ha entrado silenciosamente en la primera línea política del Reino Unido.
Lord Falconer, antiguo Lord Canciller y defensor desde hace tiempo de la legalización de la muerte asistida, cree que el mandato del primer ministro Keir Starmer presenta una oportunidad única para cambiar la ley.
La composición de la actual Cámara de los Comunes es muy diferente a la de 2015, cuando se produjo la última votación en contra de la legalización de la muerte asistida, lo que crea un posible punto de inflexión.
Sin embargo, es crucial tener en cuenta la experiencia canadiense a la hora de pensar en la legalización de la eutanasia en el Reino Unido y Estados Unidos.
La rápida expansión en Canadá de su plan de “asistencia médica para morir” (MAiD, por sus siglas en inglés) desde su legalización en 2016 debería servir como ejemplo de advertencia.
En sólo siete años, el número de muertes por MAiD aumentó de 1.018 en 2016 a 13.241 en 2022.
Este asombroso aumento señala al MAiD como el programa de muerte asistida de más rápido crecimiento a nivel mundial.
Cabe destacar que las muertes asistidas representan ahora aproximadamente el 4% del total de muertes en Canadá, convirtiéndose en la quinta causa de muerte.
Además, los pacientes pueden optar por la MAiD incluso sin padecer una enfermedad terminal y sin tener acceso a tratamientos que podrían salvarles la vida.
Estos casos han suscitado preocupación por el posible uso indebido del sistema de MAiD, subrayando la necesidad de un examen exhaustivo antes de introducir leyes similares en otros lugares.