Que la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) 2023 incluya en su página web referencias a la Agenda 2030 ha sido para muchos de nosotros un escándalo. Se habla de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) referentes a la “sostenibilidad” como “Nuestro referente” y la “misión de construir una JMJ Lisboa 2023 teniendo en cuenta los ODS abrazados en todo el mundo”.
No puedo negar que en un primer momento me indigné de tal manera que pensé que lo mejor era no asistir, consideré que no se puede callar y que debían saber que habían cometido un error.
Pero después entendí que no asistir, o más bien, decir a mis hijos que no asistieran, era privarles de una experiencia tan necesaria como valiosa, que la JMJ va más allá de lo que un puñado de personas definan en la web y que el Espíritu Santo soplará en la esplanada para los que estén allí.
Aún así, no puedo dejar de decir que esas referencias, y en esos términos, son un error grave que demuestran, o maldad que se ha colado por algún resquicio, o ignorancia, que quizá es peor.
De lo que en un principio aparecía en la web se ha ido modificando en respuesta a las quejas surgidas, pero se van haciendo cambios sin atreverse a quitarlo todo, reconocen el error y ya está. No se atreven a ser valientes y hacer frente a la Agenda y explicar por qué abiertamente, o como he dicho más arriba, quizá es que hay un amplio sector que efectivamente abraza esa agenda o ignora lo que implica.
Han quitado los logos y han puesto algo del tipo “según se interpreta en la Iglesia Católica”. En mi opinión son parches que no solucionan nada y generan confusión entre la gente. Porque al final, son muchos los que se acaban preguntando si lo de la Agenda 2030 es malo o no lo es, si la Iglesia se posiciona a favor o en contra o si vale todo o cada uno coge lo que quiera.
Y creo que ese es el mayor éxito de la Agenda 2030 y sus impulsores: genera caos, desorientación, confusión, enfrentamiento y dudas.
Dejémonos de medias tintas.
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