La escuela primaria Glassbrook, de California, se enfrentó a una polémica tras haber gastado, al parecer, 250.000 dólares en sesiones de formación “Woke Kindergarten” para combatir los prejuicios raciales y la discriminación en las aulas. La formación, impartida durante dos años, fue objeto de críticas por su retórica política de izquierdas con narrativas antipoliciales, anticapitalistas y antiisraelíes.
Estas sesiones, que forman parte de una iniciativa financiada con fondos federales y destinada a ayudar a las escuelas de bajo rendimiento, no han aportado las mejoras académicas esperadas. Este resultado ha suscitado preocupación entre el personal docente, ya que varios se preguntan cómo se aplican conceptos como “alterar la blancura” a un entorno de escuela primaria.
Una profesora, Tiger Craven-Neeley, fue excluida temporalmente del programa tras preguntar por el vago objetivo. Al parecer, los resultados de los exámenes de la escuela primaria Glassbrook han disminuido notablemente con el programa, lo que indica que su aplicación podría no ser eficaz para reforzar el rendimiento académico.
Aunque la elección para contratar a Woke Kindergarten fue sancionada por el consejo escolar y supuestamente incluyó aportaciones de padres y profesores, ha sido objeto de críticas por impulsar una agenda unilateral y por su intolerancia hacia los puntos de vista divergentes. La escuela y el jardín de infancia Woke aún no han comentado el asunto.