El anuncio realizado por la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología (HFEA, por sus siglas en inglés) del Reino Unido, confirmando que poco menos de cinco bebés modificados genéticamente han sido creados por científicos en el Reino Unido desde que los controvertidos procedimientos fueron legalizados en 2015, es profundamente preocupante.
El procedimiento consiste en fecundar dos óvulos con el esperma del padre, uno de la futura madre y otro de una donante con mitocondrias sanas. El material genético nuclear del óvulo de la donante se sustituye por el del óvulo fecundado de los padres, lo que da lugar a un niño con el ADN de tres progenitores.
Dado que los embriones combinan el esperma y el óvulo de los padres biológicos con diminutas estructuras en forma de pila, llamadas mitocondrias, procedentes del óvulo donado, el niño resultante tiene el ADN de la madre y el padre, así como una pequeña cantidad de material genético -unos 37 genes- del donante.
El proceso dio lugar al término “niños de tres padres”, a pesar de que más del 99,8% del ADN de los niños procede de su madre y su padre.
La investigación sobre la MDT, también conocida como terapia de reemplazo mitocondrial (MRT), fue iniciada en el Reino Unido por médicos del Centro de Fertilidad de Newcastle en 2016. El trabajo pretendía ayudar a las mujeres con mitocondrias mutadas a tener hijos sin riesgo de transmitir enfermedades genéticas.
Las personas heredan todas sus mitocondrias de la madre, por lo que las mutaciones perjudiciales en las “pilas” pueden afectar a todos los hijos de una mujer. Hay que decirlo claramente: la técnica depende de la destrucción de dos vidas humanas que tenían dignidad y derechos inherentes, y deben ser protegidas para ser creadas como personas, para crear un tercer embrión y una tercera vida.
Además, el procedimiento separa al niño de la paternidad biológica y entra en el desconocido mundo de la ingeniería genética con la manipulación de la línea germinal humana.