A la hora en que el sol está en su punto álgido, a la hora de la Virgen, las 12:00 en nuestro reloj en la Ciudad Eterna, Roma, el último día en que conmemoramos el “dies natalis” de Juan Pablo II antes de su canonización, me concedió esta entrevista que cobra una vez más actualidad, en el 16 aniversario de la marcha del papa santo a la Casa del Padre. Aquí desgrano unas vivencias, como parte última entrega después de la primera parte que puedes revisitar pinchando en este enlace aquí.
JORDI PICAZO-IFN – Juan Pablo II tomó su nombre de Juan Pablo I, que a su vez lo tomó de Juan XXIII y de Pablo VI. ¿Hemos vivido en este siglo una unidad de intenciones entre todos estos Papas? ¿Es un signo profético que coincida la canonización del Papa Bueno y del Papa viajero de la mano del Papa Francisco?
JOAQUÍN NAVARRO-VALLS – Cuando Juan Pablo II fue elegido, yo creo que no dudó un momento en adoptar el mismo nombre que había elegido Juan Pablo I, en aquel pontificado excepcional, sobre todo desde el punto de vista temporal: un papa que muere 30 días después de ser elegido. Era casi obligado. Juan Pablo II alguna vez hizo mención de esto.
El tema de la herencia de los Papas precedentes, de Juan XXIII y de Pablo VI, en fin, de acuerdo. Tan bien esto pudo influir, pero cuando alguna vez me hablan de la continuidad de un papa en el caso de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, o de Benedicto con Francisco, digo que en realidad no podemos ignorar que llevamos veintiún siglos de continuidad: desde la fundación del pontificado con Pedro hasta aquí ha habido veintiún siglos de continuidad. Han cambiado los nombres, han cambiado los aspectos que cada pontificado subraya prevalentemente, pero no el gran tema de la continuidad doctrinal, moral, de un Papa con otro.
JP -IFN – Si Juan Pablo II fue un gran filósofo, hemos tenido en Benedicto XVI a un gran teólogo. ¿Cómo quiso Benedicto dar continuidad a la reforma del mundo según la espiritualidad de JPII? ¿Qué consiguió? Y, ¿qué podemos esperar cuando pase el “Efecto Francisco”, esa especie de alabanza desde el mundo más sensacionalista, menos espiritual, de personas que a menudo no tienen interés en la Iglesia católica o incluso se sienten ajenos a ella??
NAVARRO-Va – En el caso de Juan Pablo II como Papa filósofo, y un gran teólogo como Benedicto XVI, puedo decir que Benedicto ha concedido, desde que renunció al pontificado, una sola entrevista, que estos días se está volviendo a considerar en Italia en un libro que se ha publicado y que me toca presentar el día cinco de abril aquí en Roma; él afirma con la modestia y la riqueza intelectual que le han caracterizado siempre, y la elegancia intelectual: «yo ni quise ni podía imitar a Juan pablo II». “No lo quise y tampoco lo podía hacer”, dice Benedicto. Es decir, cada uno tiene la responsabilidad de lo que es y de lo que tiene que hacer y por ello se diferencia mucho de su predecesor, pero que necesariamente se hace con el propio carisma, con el propio modo de ser. Eso que Dios mismo ha elegido al cambiar una persona por otra.
Desde este punto de vista pienso que a Benedicto XVI no le fue difícil dar continuidad a la reforma iniciada por Juan Pablo II. El entonces Cardenal Ratzinger fue el colaborador número uno de Juan Pablo II durante todo el pontificado, al menos a partir de 1980, que es cuando vino a Roma. Le fue por tanto fácil continuar con su propio estilo, su propia especificidad la gran reforma —que sería ahora largo de explicar—, que llevó a cabo Juan Pablo II.
En cuanto a qué nos espera después de esa popularidad, llamémosle en términos de opinión pública, del Papa Francisco y la desilusión que usted anuncia, yo pienso que el gran desafío del momento, como lo ha sido probablemente en momentos anteriores, es la gran necesidad de superar el gran vacío antropológico, ético, en un momento en que en nuestra época es bastante notable, el peor en la historia de la humanidad. Hay grandes problemas éticos en el mundo, pero es que antes que eso hay un gran problema antropológico, y es que no sabemos quién es el ser humano: cada vez que en un congreso internacional de filosofía se habla de este tema de la naturaleza humana o se habla del tema de la verdad, resulta que la gente se siente incómoda, como si fueran dos temas que no tienen que ver con la identidad humana. Ahí está el gran déficit de nuestra época.
JP -IFN – ¿Cree que hoy se valora lo suficiente el magisterio de Juan Pablo II sobre la familia? ¿Piensa Navarro-Valls que la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II se ha difundido mínimamente en las universidades católicas, los seminarios o incluso los cursillos matrimoniales? ¿Qué obstáculos cree que puede haber encontrado JPII?
NAVARRO-Va – Un documento como la Familiaris Consortio, la encíclica de Juan Pablo II, sigue siendo un gran documento sobre el amor humano. Un documento que, y a mí me sorprende, cuando a veces viajas y vas a universidades fuera del ámbito habitual, en ámbitos nada sospechosos de catolicismo o de fe cristiana, vemos que continúa estudiándose y prestándosele atención porque tiene una riqueza extraordinaria. Como usted sabe Juan Pablo II —cuando era todavía Obispo, ni siquiera Cardenal— empezó a trabajar sobre este tema y escribió aquel libro estupendo que se llama “Amor y Responsabilidad”. El libro se difundió pero él mismo, y esto me lo ha contado Juan Pablo II, se dio cuenta que para entender bien “Amor y Responsabilidad” había que hacer una reflexión sobre quién es la persona humana. Ése es el déficit antropológico al que me refería. Después escribió “Persona y Acto”, un libro muy difícil pero muy rico desde el punto de vista antropológico, no de antropología cristiana sino simplemente antropología, “kultur”. Yo personalmente creo que estamos en esa línea, en lo que Usted llama la teología del cuerpo. En el fondo, plantearse con seriedad filosófica y antropológica, y últimamente también ética, qué es el amor humano; cuáles son esos parámetros del amor humano que hace que el amor humano sea distinto del amor entre animales, que sea específico del ser humano, es un gran tema en el que nuestra época es deficitaria. Sin embargo la biografía para profundizar no falta, gracias a Juan Pablo II.
JP -IFN – Francia y Estados Unidos dictan leyes que criminalizan ciertas actitudes de la evangelización, como ayudar a madres en dificultades y que quieren abortar aconsejándolas que no lo hagan, o hacer apostolado en el ejército. Una de las videntes de Medjugorje habla de que el diablo arremete fuerte porque sabe que le queda poco tiempo. ¿Está activo el diablo en el mundo? ¿Estamos frente a signos de los tiempos, la llamada gran tribulación?
NAVARRO-Va – Usted me está pidiendo con eso casi una profecía. No me atrevería a entrar en el terreno de la profecía. El demonio está activo como lo ha estado siempre y el demonio me parece un elemento honesto, cómo lo diría, que hace lo que tiene que hacer; el tema es si nosotros hacemos lo que tenemos que hacer también. Es decir, ser cristiano coherente no es fácil, pero ese hecho no es nada comparado con el hecho de ser una persona humana: ser un hombre o una mujer no es una empresa fácil. El ser humano no está fabricado. Tiene que hacerse con su libertad, tiene que aprender a manejar su libertad. Éste es el gran desafío de todo ser humano, qué quiero hacer con mi libertad, qué quiero hacer con mi vida. Podemos tratarlo a nivel teorético, académico, pero lo curioso de todo ello es que cada uno lo tiene que resolver él o ella, en primera persona, no se lo puede dar nadie resuelto. El problema es si eso nos asusta. El destino del ser humano de ser libre no nos debe asustar y debe asumirse. Antes de ser una cuestión ética, es una cuestión antropológica.
JP -IFN – Aquí me viene a la memoria esa anécdota de Juan Pablo II en su lecho de muerte, cuando entró una enfermera que se puso inmediatamente a hacer sus tareas. En ese momento Juan Pablo II le preguntó sin conocerla qué había hecho con su vida hasta ese día, y la enfermera aparentemente rompió a llorar y le contó su historia personal.
NAVARRO-Va – Naturalmente ése es un hecho que está contado en primera persona en el proceso de beatificación de Juan Pablo II. Es un hecho histórico que demuestra que aquel hombre extraordinario que fue Juan Pablo II, mientras se moría, todavía sacaba fuerzas para esa dimensión apostólica de preocuparse del alma de los demás.
JP -IFN – El Muro de Berlín cayó en 1989… pero en Asia y Cuba perviven regímenes comunistas… ¿Pensaba Juan Pablo II que allí pudieran durar tanto? Guatemala, Filipinas y otros países abolieron la pena de muerte como gesto de cercanía al Papa. ¿Es exagerado decir que fue el activista número uno contra la pena capital? ¿O el más eficaz? ¿De qué otras maneras influyeron en la historia, además de propiciar el final del comunismo totalitario, y la caída del muro de Berlín, o evitar una guerra entre Chile y Argentina?
NAVARRO-Va – Si Usted quiere llamarlo así yo no tengo inconveniente en aceptarlo, activista, entre comillas al menos, un activismo que se le puede atribuir a Juan Pablo II es el activismo de la dignidad humana. Ése fue su arma, la de hablar, predicar y hacer lo posible por la dignidad del ser humano, y ahí entran guerras, totalitarismo, todo lo que usted quiera. No se sentía un líder político ni siquiera cuando cayó el muro de Berlín y cambió la vida de centenares de millones de personas en todo un ámbito; y no solamente hay que destacar el milagro del cambio: aquel cambio se produjo sin derramamiento de sangre, cosa que ningún historiador pensaba que podía suceder. Ahora, todo eso fue posible porque él era el gran activista, utilizo su palabra, el gran activista de la dignidad humana: aquello convenció.
Ha mencionado Usted algunos países, Cuba, por ejemplo, cuando estuve allí con él, bien: el sistema no es que haya cambiado de por sí, pero ha cambiado la Iglesia, ha cambiado mucho su presencia, su reconocimiento social en Cuba. Antes de aquel viaje estaba apartada de todo protagonismo social. De esta forma también se podría analizar Chile, Uruguay, Paraguay.
JP -IFN – Existe la hermosa figura del cardenal “In Pectore”, que un papa crearía sin hacerlo público, como manera de honrar un servicio callado entregado y eficaz a la Iglesia de Cristo. Se ha llegado a decir que Joaquín Navarro-Valls podía haber sido nombrado tal por JPII…
NAVARRO-Va – [Ríe, sorprendido] Nunca, nunca se me ha ocurrido pensar en esto. Usted sabe que cuando un cardenal “In Pectore” no se hace público y el Papa muere, el cardenal “In Pectore” muere con él.
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