J.K. Rowling, censurada por atreverse a desviarse de la línea radical transgénero

Una de las autoras más populares de todos los tiempos, y que apoya la mayoría de los postulados de la izquierda, se ha atrevido a cuestionar la línea radical de la ideología LGBT sobre la transexualidad. ¿El resultado?: Ha sido censurada.

La saga de películas de Harry Potter cumple 20 años este mes de noviembre de 2021. Para celebrar el aniversario de una de las franquicias cinematográficas más populares de todos los tiempos, HBO emitirá el 1 de enero de 2022 un especial del reencuentro, en el que participarán muchos de los actores y otras personas relacionadas con las ocho películas de Harry Potter. Pero hay una persona clave (de hecho, la más importante) que no ha sido invitada a participar en el especial del reencuentro: J.K Rowling, la propia autora de la saga literaria y que estuvo muy involucrada en el proceso de producción de cada película. ¿Por qué no ha sido invitada a la inminente reunión? La razón es que, a pesar de ser socialmente liberal en la mayoría de los temas, Rowling se atrevió a enfrentarse al lobby radical de los transexuales.

Los ataques a Rowling por parte de activistas transgénero radicales comenzaron en diciembre de 2019, cuando expresó su apoyo a una mujer que perdió su trabajo por unos tuits “transfóbicos” sobre que el sexo está determinado por la biología. En su tuit sobre este asunto, Rowling declaró: “Vístete como quieras. Llámate como quieras. Acuéstate con cualquier adulto que te acepte. Vive tu mejor vida en paz y seguridad. ¿Pero, obligar a las mujeres a dejar su trabajo por afirmar que el sexo es real?”.

Unos meses más tarde, Rowling cometió el “pecado” de seguir en Twitter a una feminista lesbiana que también creía en la importancia del sexo biológico y afirmaba que no había que llamar intolerantes a las lesbianas por no querer salir con mujeres transexuales (hombres biológicos que dicen ser mujeres).

Pero los ataques transgénero radicales contra Rowling comenzaron en serio el 6 de junio de 2020. En respuesta a un artículo titulado “Crear un mundo más igualitario para las personas que menstrúan”, Rowling tuiteó: “Las personas que menstrúan, estoy segura de que solía haber una palabra para esas personas. Que alguien me ayude. ¿Wumben? ¿Wimpund? ¿Woomud?”

Más tarde, ese mismo día, tuiteó dos veces más. En el primero de los dos nuevos tuits decía: “Conozco y quiero a las personas trans, pero borrar el concepto de sexo elimina la capacidad de muchos de hablar significativamente sobre sus vidas. Decir la verdad no es odio”. En el segundo tuiteó: “Respeto el derecho de todas las personas trans a vivir de la manera que les resulte auténtica y cómoda. Me apuntaría a una manifestación contigo si te discriminaran por ser trans. Al mismo tiempo, mi vida ha sido moldeada por ser mujer. No creo que sea discurso del odio admitirlo”.

Incluso con estas aclaraciones sobre los transexuales, Rowland fue atacada como nunca antes por los activistas LGBT radicales. La llamaron transfóbica. La llamaron TERF (Trans-Exclusionary Radical Feminist). Fue acusada de invalidar a la comunidad transgénero. Incluso fue atacada por las mismas personas a las que hizo millonarias gracias a sus libros. Daniel Radcliffe, que interpretó a Harry Potter en la serie de películas, declaró en respuesta a los tuits de Rowling: “Las mujeres transgénero son mujeres… A todas las personas que ahora sienten que su experiencia con los libros de Harry Potter se ha visto empañada o dañada, lamento profundamente el dolor que estos comentarios os han causado”. Asimismo, Emma Watson, que interpretó a Hermione en las películas, tuiteó: “Las personas trans son quienes dicen ser y merecen vivir sus vidas sin que se les cuestione constantemente o se les diga que no son quienes dicen ser”.

Sin embargo, Rowling se mantuvo en la verdad y se negó desafiantemente a retroceder ante esta embestida radical de los activistas transgénero. En un ensayo escrito el 10 de junio de 2020, titulado “J.K. Rowling escribe sobre sus razones para hablar de sexo y género“, declaró con valentía:

“Me niego a inclinarme ante un movimiento que creo que está haciendo un daño demostrable al tratar de erosionar a la ‘mujer’ como clase política y biológica, y al ofrecer cobertura a los depredadores como pocos antes lo han hecho …

Quiero que las mujeres trans estén seguras. Al mismo tiempo, no quiero que las niñas y mujeres nacidas como tales estén menos seguras. Cuando se abren las puertas de los baños y vestuarios a cualquier hombre que cree o siente que es una mujer -y, como he dicho, ahora se pueden conceder certificados de confirmación de género sin necesidad de cirugía ni hormonas-, se abre la puerta a todos los hombres que quieran entrar. Esa es la simple verdad…

Me preocupa la enorme explosión de mujeres jóvenes que desean hacer la transición, y también el número cada vez mayor de las que parecen destransicionarse (volver a su sexo original), porque se arrepienten de haber tomado medidas que, en algunos casos, han alterado su cuerpo de forma irreversible, y les han quitado la fertilidad… Quiero ser muy clara en este punto: Sé que la transición será una solución para algunas personas con disforia de género, aunque también soy consciente, a través de una amplia investigación, de que los estudios han demostrado sistemáticamente que entre el 60 y el 90% de los adolescentes con disforia de género superarán su disforia…

He leído todos los argumentos que sostienen que la feminidad no reside en el cuerpo sexuado, y las afirmaciones de que las mujeres biológicas no tienen experiencias similares, y también los encuentro profundamente misóginos y regresivos. También está claro que uno de los objetivos de negar la importancia del sexo es erosionar lo que algunos parecen ver como la idea cruelmente segregacionista de que las mujeres tienen sus propias realidades biológicas o -igual de amenazante- realidades unificadoras que las convierten en una clase política cohesionada. Los cientos de correos electrónicos que he recibido en los últimos días demuestran que esta erosión preocupa a muchos otros. No basta con que las mujeres sean aliadas trans. Las mujeres deben aceptar y admitir que no hay ninguna diferencia material entre las mujeres trans y ellas mismas.

Además, el lenguaje “inclusivo” que denomina a las personas femeninas de “menstruantes” y de “personas con vulva” resulta para muchas mujeres deshumanizante y degradante. Comprendo que los activistas trans consideren este lenguaje apropiado y amable, pero para quienes hemos sufrido insultos degradantes escupidos por hombres violentos, no es neutral, es hostil y alienante.”

Así que ahí lo tienes. Una de las autoras más populares de todos los tiempos, y que coincide con la izquierda en muchos, si no en la mayoría de los temas sociales, se atreve a no seguir la línea radical del partido LGBT sobre la transexualidad. ¿El resultado?: es cancelada por HBO y Warner Brothers (la productora de la saga de películas) y se le prohíbe participar en el especial del 20 aniversario de una saga de películas tremendamente populares basadas en sus libros. De harapos, a riquezas… y a persona non grata. Y todo porque se atrevió a decir que la biología y el hecho de haber nacido mujer realmente importan.

Te gusten o no las películas o los libros de Harry Potter, deberías apoyar a J.K. Rowling por defender con valentía la verdad contra una turba radical LGBT hostil que cree que puede agitar una varita mágica, pronunciar algunos conjuros marxistas y hacer que la realidad… desaparezca.

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