En un contundente discurso pronunciado en la Conferencia de Seguridad de Múnich, el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, atacó el desprecio de Europa por los derechos de los defensores de la vida, el silenciamiento de los cristianos y el desapego de la élite por el sentimiento de los votantes.
En su crítica dio prioridad a dos derechos fundamentales: el derecho a la vida y la libertad religiosa. En contraste directo con los frecuentes sopores del presidente Joe Biden durante las reuniones oficiales, Vance aprovechó la oportunidad para exponer las amenazas internas de Europa, centrándose especialmente en ejemplos de persecución religiosa.
Vance relató la detención y posterior condena de un veterano del ejército británico por rezar en silencio ante una clínica abortista, calificándolo de violación de los derechos de conciencia.
Expresó su preocupación por sucesos similares ocurridos en Suecia y por los casos de miembros de la Comisión Europea que piden el cierre de las redes sociales en tiempos de disturbios civiles, calificándolo de censura de la libertad de expresión.
En un llamamiento a la acción, Vance esbozó la intención del presidente Donald Trump de negociar una solución pacífica entre Rusia y Ucrania.
Aludiendo al uso que el presidente Trump hizo en el pasado de la frase “el enemigo interior”, Vance expresó su preocupación por que la amenaza para Europa no surgiera de Rusia o China, sino de los conflictos internos de Europa.
Concluyó su discurso recordando severamente a las naciones europeas su responsabilidad de financiar su propia defensa. El discurso de Vance recibió importantes elogios, y algunos defensores provida expresaron su gratitud por su mensaje.
El discurso ha confirmado la preocupación de la Administración Trump por la libertad de expresión y la libertad religiosa en todo el mundo, y ha subrayado el deseo de que Europa afronte de frente sus problemas en relación con estas cuestiones.
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