El campamento de verano Homefront Challenge de Maryland, que atiende exclusivamente a los hijos de los miembros de la Guardia Nacional del Ejército de Maryland, ha suscitado polémica tras preguntar a los padres si sus hijos de 6 años se identifican como transexuales o no binarios.
El campamento nocturno, disponible únicamente para familias de militares, incluía “trans masculino”, “trans femenino” y “no binario” como opciones en el apartado “Género del niño” de sus formularios de inscripción.
El caso se alinea con una tendencia creciente de las instituciones militares a adoptar ideologías de género progresistas.
La Academia de las Fuerzas Aéreas invitó recientemente a una activista que se identifica como transexual y miembro del servicio militar como oradora destacada en una conferencia sobre inclusión y liderazgo.
Además, el Pentágono ha tratado de institucionalizar los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), solicitando incluso 114 millones de dólares para “formación en diversidad por prejuicios inconscientes” y diversas iniciativas DEI.
Mientras la guerra hace estragos en Oriente Próximo y Ucrania, las Fuerzas Armadas estadounidenses han perdido de vista su objetivo principal, que es garantizar la seguridad del pueblo estadounidense.
En su lugar, las ideologías progresistas radicales se han incrustado en nuestras fuerzas armadas, convirtiendo al ejército más poderoso del mundo en un caldo de cultivo para los extremistas raciales y LGBT,
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