La comisaria de Igualdad de la Unión Europea, la socialista maltesa, Helena Dallis, ha elaborado un documento de lenguaje inclusivo. En él recomienda a los funcionarios de la Comisión Europea que no feliciten la Navidad por considerarlo no inclusivo. A cambio, propone un genérico “felices fiestas” que resultaría más ‘incluyente’.
No es la única polémica del documento de 32 páginas. También afirma que referirse a “Juan y María” como genérico de pareja resulta excluyente. Supongo que preferirá “progenitor A y progenitor B”. O mejor todavía: persona 1 y persona 2. O quizás preferiría que nos refirieron a Mohamed y Fátima, vete a saber.
Por si fuera poco, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, propone cambiar las imágenes de los billetes de euro. Quizás la catedral de Santiago ya no representa suficientemente a la UE y ahora busca alguna mezquita que evoque adecuadamente el espíritu europeo…
Todas estas polémicas sencillamente evidencian la crisis de una civilización que se avergüenza de sí misma. Hasta el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolín, ha tenido que salir a recordar las raíces cristianas de la Unión Europea sin las que no se entiende nada de la historia ni del presente ni del posible futuro europeo.
Pero además de suponer un laicismo radical, intolerante y excluyente evidencia una ‘estulticia con balcones a la calle’. Porque si hay algo más incluyente es la Navidad. Que Dios se haya hecho hombre en forma de niño débil y desamparado es la mayor muestra del compromiso del Dios con el hombre, de la esperanza de la humanidad. Si Dios se hizo hombre, el hombre ha sido divinizado.
Y aunque uno no sea creyente, Navidad es sinónimo de paz, alegría, esperanza, acogida, familia. ¿Es que esto puede ser calificado como excluyente? Y por otra parte, ¿qué significa “felices fiestas”? Suena como que no sabemos qué celebramos pero queremos quedar corteses. ¡Menuda pobreza!
¿De verdad que para incluir a otros credos y otras razas tenemos que renunciar a nuestra identidad?, ¿no estamos anulando la posibilidad de encuentro con el otro cuando renunciamos a nosotros mismos?
Ante la polémica desatada, Dallis ha reculado argumentando que se trataba de un documento de trabajo que necesita más análisis. Nunca es tarde si la dicha es buena. Pero el documento de la vergüenza no ha sido enterrado; sólo aparcado. Por eso sigue siendo peligroso.
Desde CitizenGO ha tenido una genial iniciativa: están facilitando el teléfono de la delegación de la Unión Europea en los diferentes países y están sugiriendo que la gente llame y felicite la Navidad. Así de fácil.
Ahora resulta que felicitar la Navidad se ha convertido en un gesto revolucionario…
Si quiere sumarse a la campaña, puede hacerlo en la siguiente dirección: https://citizengo.org/es-lat/205434-feliz-navidad-ursula
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