«Encuentro Mundial de las Familias», Roma 2022. Acoso a la familia cristiana (i)

Desde Filadelfia 2015 hasta Roma 2022 se han intensificado los intentos de infiltración de las ideologías en la Iglesia Católica

Last updated on agosto 1st, 2022 at 07:21 am

Iniciamos con este artículo un recorrido por las dos ediciones del Encuentro Mundial de las Familias del pontificado del papa Bergoglio, puesta la mirada en la tercera, celebrada en Roma del 22 a 26 de junio de 2022: de Filadelfia en Estados Unidos de Norteamérica a Roma, pasando por Dublín en Irlanda*.

Centenares de millones de personas escucharían lo que el papa argentino tenía que decirles en el marco del Encuentro Mundial de las Familias en la ciudad de Filadelfia en septiembre de 2015. Más personas que las que siguen la Súper Bowl, cuya audiencia se estima en unos 900 millones, y cuyas cuñas publicitarias elaboradas por los mejores expertos en márquetin del planeta pueden costar la suma de unos 5 millones de dólares por unos pocos segundos de emisión. Allí, como en Dublín y Roma, pude estar presente.

EN EL MARCO DE RUMORES DE LA RENUNCIA DE FRANCISCO

El Encuentro Mundial de las Familias de la ciudad de Filadelfia tuvo lugar en el marco del primer viaje de un papa del Sur a un país del Norte: Francisco visitó Norteamérica y Cuba del 19 al 27 de septiembre de 2015, tras su anuncio del Jubileo de la Misericordia el mes de abril del mismo año, que se celebraría desde el 8 de diciembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016. Este próximo Encuentro de Roma se va a celebrar en el marco de los rumores de renuncia de Francisco, en la espera del próximo nombramiento de nuevos cardenales en agosto de 2022 para afianzar el lobby de presión que ha rodeado al papa reformador.

2015, PRIMER INTENTO DE CORTAR LAS ALAS A LA FAMILIA CRISTIANA

Uno de los biógrafos del papa Francisco, el inglés Austen Ivereigh, creaba en su libro “El Gran Reformador”—publicado un mes antes de la llegada del papa a los Estados Unidos de Norteamérica, el 25 de agosto de 2015— algunos motivos de sorpresa y polémica en su capítulo 9. Explicaba que «la misericordia es la clave del papado de Bergoglio, pero algunos esperan encontrar en sus reformas cambios que en ningún momento van a producirse. La doctrina está consolidada, y por ello Bergoglio no desea abundar más en ella. Quiere ahora mostrar el rostro de Cristo, visible a través del cristal de la misericordia divina, que la Iglesia católica está llamada a dispensar. No una misericordia “de rebajas”, sino una conversión del corazón, que pasa con el encuentro con Cristo por el camino de la vida, en un camino vivido junto a la Cruz, sin la cual Francisco no concibe el cristianismo».

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Pocos días después de ese Encuentro en Filadelfia se iniciaban las sesiones del Sínodo Ordinario de la Familia en Roma, entre los días 4 y 25 de octubre de 2015. Un sector modernista de obispos deseaba que el papa Francisco desmantelara la tradición de la Iglesia Católica sobre la indisolubilidad del matrimonio, que aceptara como matrimonio la unión marital entre personas del mismo sexo, o, en fin, que acabara con el mismo concepto de pecado. Los que propugnaban estas ideas son paradójicamente los últimos que se creían que esto iba a suceder, o al menos tan pronto. Como colofón de ese sínodo de la familia se publicó la exhortación apostólica Amoris Laetitia, cuyos contenidos hemos analizado ampliamente, y cuyo capítulo 8 creó una expectativa mundial sobre si finalmente llegaría esa reforma de la doctrina sobre el matrimonio indisoluble.

El 11 de agosto de 2015, un mes y medio antes de la llegada de Francisco a Norteamérica, el padre William J Byron comentaba en los Medios de difusión de la archidiócesis de Filadelfia, Pensilvania, que «claramente hay una lectura católica del significado esencial de la familia; y de la importancia de la familia y de la naturaleza sacramental del compromiso matrimonial, que constituye la esencia de la familia católica». Byron, sacerdote jesuita y profesor de “Empresa y Sociedad” en la St. Joseph’s University en Filadelfia, señalaba que «este papa tiene un estilo de liderazgo que le lleva a escuchar antes de hablar». Byron daba por sentado que no habría ninguna reforma que pudiera calificarse de substancial.

Así vemos que, el primero de los EMF con la participación del papa Francisco quedó enmarcado en una instrumentalización de la misericordia para intentar relajar la enseñanza sobre el matrimonio en la iglesia con prácticas que no han pasado desapercibidas a nivel mundial por su impacto incluso simbólico, como por ejemplo el acceso a la comunión sacramental en la basílica-santuario de Fátima en Portugal, de manos del cardenal de Leiria-Fátima y un 13 de mayo de 2019, 102 aniversario de la primera aparición de la Virgen, a una pareja de divorciados casados de nuevo civilmente tras prepararlos él mismo a través de un itinerario nacido a partir de la recepción errónea de Amoris Laetitia. También poco antes de este momento en el Vaticano se le dio la comunión ante la tumba de San Pedro a dos divorciados —él era el actual presidente de la República de Argentina—, de mano del entonces Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, gran amigo del papa Francisco y argentino como el pontífice. El presidente argentino, divorciado en 2005 tuvo un hijo, Estanislao Fernández Luchetti, nacido en 1994 y conocido por ser un artista drag y cosplayer que usa el nombre artístico “Dyhzy” y quien recibió su DNI no binario, con el nombre de Tani Fernández Luchetti. Desde 2014 Alberto Fernández está en pareja con la periodista y actriz Fabiola Yáñez.

Ciertamente los nuevos lenguajes ambiguos frecuentes en el capítulo 8 de “Amoris Laetitia”, escritos por terceras personas para el Papa Francisco, han creado un sentimiento de confusión y han abierto en los últimos años una caja de pandora. A menudo son planteamientos opuestos a lo que el mismo Bergoglio ha expresado, como cuando explicó al cardenal Mesner que los divorciados en nueva unión civil no pueden acceder a la comunión sacramental.

En mayo de 2022 se clausuraron las sesiones locales en las diócesis mundiales sobre el llamado “sínodo de los sínodos”, el sínodo sobre la sinodalidad de la iglesia. De nuevo se levantan los corazones de muchos católicos preocupados por los cambios de doctrina que amenazan por parte de los lobbies de poder que se ciernen sobre la iglesia católica. Así, sin ir más lejos, podemos leer que recientemente el portal “El Español” explica que una de las tres diócesis más grandes del mundo hasta su división en junio de 2004, Barcelona en España, propugna como conclusiones de las sesiones locales que los fieles católicos de la arquidiócesis de Barcelona desearían el sacerdocio femenino, y el fin del celibato sacerdotal para los sacerdotes católicos de rito romano. Por su parte, el sacerdote jesuita James Martin pide que los católicos puedan celebrar oficialmente el día del orgullo gay, ha promovido un docufilm en Netflix y ciertamente ejercerá un poder mediático y lobístico si no en la celebración del EMF en Roma, sí en el sínodo de la sinodalidad, previsto para 2023 en el que se buscará que el matrimonio se declare igualitario para personas del mismo sexo en la iglesia católica y se cambie la doctrina de la iglesia plasmada en el catecismo.

Continuará

*Fruto de este seguimiento de los Encuentros Mundiales de la Familia en el pontificado de Francisco, Jordi Picazo ha publicado su libro del que hablamos en este artículo aquí: «Y así como san Malaquías, obispo irlandés de la Edad Media peregrinó de Irlanda a Roma para entrevistarse con el Papa, así también Francisco celebró junto a Malaquías en Filadelfia su primer Encuentro Mundial de las Familias; en Irlanda su segundo Encuentro (el obispo anfitrión del Encuentro en Dublín es el titular de la misma Diócesis del santo Malaquías en el siglo XVI, la Diócesis de Armagh) y también en su último, Roma —“por ley de vida, esperamos equivocarnos»”, comenta el autor—. Previsiblemente en Roma se librará una guerra antropológica y doctrinal sobre la misión de la familia cristiana, como ya empezó con toda crudeza en Dublín».

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