Hasta 2015 México no había regulado la forma en la que los ciudadanos podían tener iniciativa legislativa. Aprobada la Ley de Iniciativa Ciudadana, el Consejo Mexicano para la Familia (ConFamilia) se dio a la tarea de recoger firmas con las exigencias legales. Se reunieron más de 200 mil firmas, muchas más de las exigidas por la ley. Y el proyecto se depositó en el Senado de la República el 23 de febrero de 2016.
El objetivo de la iniciativa ciudadana era elevar a rango constitucional el matrimonio hombre-mujer de manera que no fuera posible el ‘gaymonio’ ni en ningún estado ni a nivel federal. Además, obligaba a los gobiernos y a los parlamentos de México a actuar y legislar con perspectiva de familia. Algo así como lo aprobado en Querétaro recientemente, pero a nivel federal y constitucional. Es decir, mucho más estable.
Abrieron la puerta a la participación ciudadana y los ciudadanos recogieron el guante. Sin embargo, los políticos no estuvieron a la altura. Los mismos que se hartan de predicar la necesidad de tender puentes con la ciudadanía, recortar la brecha con ojos ciudadanos y facilitar la participación ciudadana dejaron la iniciativa ciudadana en el cajón. ¡Hipócritas!
La razón del cerrojazo es muy sencilla: ‘queremos que participen los ciudadanos… pero como nosotros queramos”. Los promotores de la iniciativa demandaron al Senado ante la Justicia y el juez resolvió obligando al Senado a tramitar la propuesta. La estrategia de los senadores fue darle la menor importancia posible. Y con la excusa de que no localizaron a ConFamilia, decidieron no dar voz a los proponentes a pesar de que la ley establece que los proponentes deberán de presentar la iniciativa ciudadana.
Así que ConFamilia regresó a la Justicia y la Justicia resolvió que la tramitación fue inválida y que debía de tramitarse de nuevo, regresar a la casilla de salida con las formalidades legales exigidas: la presentación de la iniciativa por sus proponentes.
Total que tras 4 juicios y 5 años finalmente el pasado miércoles 14 de abril fue la vista de la iniciativa ciudadana donde los proponentes pudieron explicar el contenido de su propuesta. CitizenGO aprovechó esta gran oportunidad para que promover la iniciativa y presionar a los senadores a través de las redes:
https://citizengo.org/es-lat/201573-apoyen-iniciativa-legislativa-popular-defensa-familia
La comisión de Puntos Constitucionales les escuchó y les despidió sin detallar la fecha en la que la iniciativa sería debatida y votada. De nuevo al cajón. Un ninguneo inaceptable de la ciudadanía que se suma a los 5 años de ninguneo político hacia la ciudadanía.
Lo mismo ocurrió con la iniciativa legislativa popular española para proteger el matrimonio hombre-mujer o la iniciativa legislativa europea de One of Us en la que se proponía que el presupuesto comunitario no destinara ni un euro a financiar el aborto en el exterior. Ambas fueron ninguneadas por razones estrictamente ideológicas.
No podemos abandonar los canales de participación ciudadanos, pero es evidente que si no existe voluntad política, dichos canales son vía muerta y que hay que buscar mecanismos de presión alternativos más eficientes.
Pero también evidencia que los que presumen de escuchar a la ciudadanía más que nadie sólo escuchan los mensajes que quieren oir. Y que cuando el mensaje ciudadano es discordante con su ideología directamente lo desprecian antidemocráticamente.
Quizás crean que de esta manera nos desalientan. Se equivocan. Porque nuestra determinación es firme y nuestras convicciones profundas. No abandonaremos la defensa de nuestros valores por muchos obstáculos que quieran ponernos.
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