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El papa Francisco ha hablado con frecuencia de la perversidad intrínseca de la ideología de género. Una concepción de la persona que además de ser perversa en su naturaleza, es perversa en sus objetivos, que es destruir la familia cristiana destruyendo la diferencia de sexos. Ello se quiere llevar a cabo relegando el sexo con el que nacemos a algo puramente anecdótico y separándolo del género, hasta el punto de que uno sería “libre” de escoger el sexo incluso siendo menor de edad y someterse a amputaciones o tratamientos hormonales, y por otro lado sería también “libre” de escoger el género. Veamos cómo lo explica el papa Francisco por activa y por pasiva, con una pedagogía estupenda, propia de un hombre como él que ha sido profesor de lengua y literatura a adolescentes en la enseñanza secundaria en Argentina, su tierra natal, y pastor de almas en ámbitos de toda condición socioeconómica y cultural.
De un documento de la Congregación para la Educación Católica del Vaticano publicado el 10 de junio de 2019 se pueden entresacar estas líneas claras que pertenecen a la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”. El documento, «”Varón y mujer los creó”. Para una vía de diálogo sobre la cuestión del gender en la educación» consta de 32 páginas y puede verse pinchando en este enlace aquí. Sin embargo el documento entero analiza esta temática, y es de obligada lectura.
«Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada ‘gender’, que “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. (…) procuran imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que “el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (‘gender’), se pueden distinguir, pero no separar”. Por otra parte, “la revolución biotecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer”. (…) Somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada» (Exhortación apostólica “Amoris Laetitia” punto 56).
PERVERSIDAD Y PENETRACIÓN DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO PARA DESTRUIR LA FAMILIA
La destrucción de la familia sería ya no solamente una consecuencia de la penetración de la perversa ideología de género, sino en el objetivo detrás de esta estrategia. Las siguientes palabras fueron pronunciadas por el papa Francisco un 5 de octubre de 2017 a los participantes en la asamblea general de los miembros de la Pontificia Academia para la Vida:
«En vez de combatir las interpretaciones negativas de la diferencia sexual, que mortifican su valencia irreductible para la dignidad humana, se quiere cancelar, de hecho, esta diferencia, proponiendo técnicas y prácticas que hacen que sea irrelevante para el desarrollo de la persona y de las relaciones humanas.
»La utopía de lo ‘neutro’ elimina, al mismo tiempo, tanto la dignidad humana de la constitución sexualmente diferente como la cualidad personal de la transmisión generativa de la vida.
»La manipulación biológica y psíquica de la diferencia sexual, que la tecnología biomédica deja entrever como plenamente disponible para la elección de la libertad —¡mientras no lo es!— corre el riesgo de desmantelar así la fuente de energía que nutre la alianza del hombre y la mujer y la hace creativa y fecunda».
LA COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
Sobre la acogida a todas las personas en la Iglesia como hace Jesucristo, a la vez que sobre la estrategia de colonización de esta ideología destructiva, en el vuelo de Azerbaiyán a Roma el 2 de octubre de 2016, el papa señaló que,
«Las personas se deben acompañar como las acompaña Jesús. Cuando una persona que tiene esta condición llega hasta Jesús, Jesús no le dirá seguramente vete porque eres homosexual. No. Lo que yo he dicho, es esa maldad que hoy se hace en el adoctrinamiento de la teoría del género.
»Me contaba un papá francés que en la mesa hablaba con los hijos, católicos ellos y la esposa, católicos no tan comprometidos, pero católicos; y le preguntaba al niño de 10 años, ‘¿Tú qué quieres ser cuando seas grande?’ “Una muchacha”. El papá se acordó que el libro del colegio en- señaba la teoría de género, y esto va contra las cosas naturales. Una cosa es que una persona tenga esta tendencia, esta opción, e incluso que cambie de sexo, y otra cosa es hacer la enseñanza en la escuela en esta línea para cambiar la mentalidad. A esto yo llamo colonizaciones ideológicas».
También a finales de julio de 2016 y dirigiéndose a los obispos de Polonia, el Pontífice afirmó que
«En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas –lo digo claramente con nombre y apellido– ¡es la ideología de género!
»Hoy a los niños –¡a los niños! –, en la escuela se les enseña esto: que el sexo cada uno lo puede elegir. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas e instituciones que te dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Esto es terrible».
Y ya anteriormente, el 15 de abril de 2015, el papa Francisco se había referido a las “colonizaciones ideológicas
«…que afectan seriamente a la familia, ya que son, modalidades y propuestas que existen en Europa y llegan también de la otra orilla del Océano. Y luego está la ideología de género que es una equivocación de la mente humana.
»(…) La cultura moderna y contemporánea ha abierto nuevos espacios, nuevas libertades y profundidades para el enriquecimiento de la comprensión de esta diferencia.
»(… ) Pero ha introducido también muchas dudas y mucho escepticismo. Por ejemplo, yo me pregunto si la así llamada teoría del género no sea también expresión de una frustración y de una resignación, orientada a cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma. Sí, corremos el riesgo de dar un paso hacia atrás. La remoción de la diferencia, en efecto, es el problema, no la solución».
UNA ENTREVISTA AL BIÓGRAFO DEL PAPA FRANCISCO, EL DR. AUSTEN IVEREIGH
En una entrevista de 7 de diciembre de 2015, de un colaborador de IFN con el biógrafo del papa Francisco, Austen Ivereigh, explicaba el Dr. Ivereigh la aparente pero irreal contradicción entre estas palabras del papa Francisco ante la amenazadora ideología de género y la mundialmente famosa frase de Francisco «¿Quién soy yo para juzgar?», refiriéndose a las personas que buscando a Dios, tienen una tendencia homosexual.
Pregunta: —¿Por qué lleva solo una frase del papa como la de «¿quién soy yo para juzgar a una persona gay que busca a Dios en su corazón?» para provocar el caos, cuando Francisco no deja de recalcar la santidad del matrimonio, y que este es entre un hombre y una mujer?
AI: —No hay contradicción, realmente, para el amor de Dios. Estas personas, gay o transgénero, han experimentado tradicionalmente una dosis de rechazo dentro del seno de la Iglesia, lo que les convierte de alguna forma en ciudadanos de segunda clase. Eso es lo que el papa Francisco quiere decir cuando habla de la proclamación primera de la misericordia. A veces nos obsesionamos con las cosas que repetimos una y otra vez y lo que repite una y otra vez el papa es lo que la gente necesita: esa es puramente la manera de pensar de un misionero, y Francisco es misionero. Y los misioneros no van en busca de la gente para leerles encíclicas: empiezan con el kerigma y eso es lo que Francisco intenta priorizar.
»Así, en cierta manera, si refuerzas constantemente la proclamación la verdad, podrás hacer eso el tiempo que quieras, pero no te oirán, y no vas a transformar a nadie. Mucha gente, como puedes imaginarte tras leer la biografía, me dice —ey, me gusta el papa Francisco, pero no me gusta la Iglesia católica. Y yo les digo: —¡y por qué eso!—, y te dan casi siempre un ejemplo de algo que ha dicho o de algo que ha hecho Francisco; y resulta que eso refleja obras de misericordia, como por ejemplo que el papa permita que las mujeres den el pecho en la Capilla Sixtina, o su momento cuando abraza al hombre con las grandes llagas y deformaciones en la Plaza de san Pedro. Y estas cosas que nos cuentan estas personas son historias a través de las cuales reconocen lo que ya han conocido anteriormente, el amor de Dios».
Continuará…
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