Hoy 6 de diciembre, varios países de Europa de tradición católica u ortodoxa celebran una de las fiestas familiares por excelencia: San Nicolás. Esta tradición, casi desconocida en el continente Americano, no es nada más ni nada menos que al origen del famoso personaje de papá Noel, tan omnipresente en la cultura popular. Lamentablemente esta figura de Papá Noel se ha desvinculado totalmente de su origen cristiano, e incluso en muchos hogares descristianizados suplanta a la figura del niño Jesús cuya venida al mundo debería ser celebrada en Navidad.
No todos saben que se trata de un personaje histórico. Su origen es: San Nicolás de Bari, obispo de Mira (actual Turquía). Los hechos de su vida mezclan historia y leyendas. Vivió alrededor del año 300. Fue torturado por motivo de la Fe en la persecución de cristianos del año 310. Participó en el Concilio de Nicea en 325 donde luchó contra el arrianismo. Cuando falleció dejó toda su importante herencia a los pobres, de donde proviene su reputación asociada a la generosidad.
Una de las leyendas vinculada a la figura de San Nicolás es la historia de un padre viudo teniendo 3 hijas. El hombre era tan pobre que pensaba entregar a sus hijas a la prostitución. San Nicolás se enteró, quiso ayudar a la familia sin que se sepa que era él. Así que durante la noche de Navidad, lanzó secretamente 3 bolsas llenas de oro por la ventana de la casa de esta familia. Pero alguien lo vio y la historia corrió por toda la ciudad. De allí viene el tema de los regalos que San Nicolás, luego Papá Noel, trae en Navidad (o el 6 o el 19 de diciembre en los países donde se sigue celebrando como San Nicolás).
Ahora ¿cómo esta figura cristiana se transformó en el Papá Noel Bonachón de la sociedad de consumo? Numerosas leyendas germánicas paganas de elfos y duendes entregadores de regalos se mezclaron con la figura tradicional de San Nicolás en el siglo XVIII. En América en el siglo XVIII, empezó su influencia desde la Nueva-Ámsterdam, rebautizada Nueva York por los ingleses. En el siglo XIX, se popularizó con el nombre de Santa Claus (derivado de Sankt Niklaus), traído por migrantes protestantes holandeses principalmente, mezclado con el folklore nórdico-germánico de los elfos.
En este mismo siglo, el caricaturista Thomas Nast elaboró las caricaturas del personaje en un periódico Neoyorkino durante treinta años, dando al personaje las principales características que tiene ahora en el imaginario popular: gordito, con capa, barba blanca,… Es el que, en 1885, establece la “residencia oficial” de Santa Claus en el Polo Norte.
En el siglo XX, asistimos a la recuperación mercantil de este personaje folklórico. Muchos creen que la compañía Coca Cola lo inventó. Como ya hemos señalado era ya existente, pero esta compañía hizo una exitosa compaña comercial mundial con el personaje, terminando de popularizarlo. Este personaje publicitario llegó incluso a países europeos donde no existía la tradición de San Nicolás y hasta países tan remotos como China.
Actualmente esta cristiana tradición, basada en un personaje histórico y célebre por su generosidad con los más necesitados e intercambiar regalos en familia, se ha vuelto un instrumento de venta mundial, casi totalmente paganizado. Sería bueno compartir la verdadera historia con nuestros niños y hablarle de la figura de este venerable cristiano, de su ejemplo compartir con los más necesitados, del correcto uso de la abundancia de su fortuna para el bien de los demás. En una palabra: vivir la caridad.
La cultura moderna y post-moderna tiende a transformar tradiciones de la sociedad occidental cristiana en algo más acorde a sus propios “valores”, lo cual requiere siempre mantenernos alerta de este peligro.
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