En un movimiento sin precedentes, la diócesis de Lexington, dirigida por el obispo John Stowe, emitió una declaración afirmando a un hombre transexual como “Hermano Christian Matson”. Esta medida sorprendió a muchos, ya que la diócesis empleaba pronombres masculinos para referirse a este individuo biológicamente femenino. Al hablar de Matson, la diócesis destacó el compromiso de larga data de Matson de vivir una vida de pobreza, castidad y obediencia.
Matson, nacida como una mujer llamada Nicole, reveló su transición y su identidad como persona transgénero el pasado domingo de Pentecostés. A pesar de su sexo de nacimiento, el aspecto y la voz masculinos de Matson han dejado a muchos de sus conocidos sorprendidos por la revelación. Matson se convirtió al catolicismo cuatro años después de su transición de género en la universidad.
Una persona “transexual” no puede existir canónicamente dentro de los estados eclesiásticos o religiosos. Los transexuales cometen graves violaciones contra la castidad al actuar en contra de la realidad biológica y del orden divino previsto. Los individuos transexuales no sólo se perjudican a sí mismos, sino que animan a otros a contradecir la intención divina, cometiendo así un sacrilegio.
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