El gobierno británico planea destinar 12 millones de libras de los fondos de los contribuyentes a ampliar un programa de planificación familiar y salud sexual en Tanzania, que incluye servicios de aborto a pesar de su ilegalidad local.
En concreto, ”Scaling Up Family Programme” (SUFP), implementado por varias organizaciones como Marie Stopes International y EngenderHealth, recibió aproximadamente 50 millones de libras del Reino Unido desde 2017.
EngenderHealth ha declarado explícitamente su compromiso de ampliar el acceso a la ”atención integral del aborto”. Andrew Mitchell, ministro británico de Desarrollo y África, apoyó la financiación, afirmando que contribuiría a reducir la mortalidad materna y a mejorar la seguridad de las mujeres y los niños en Tanzania.
Sin embargo, esta decisión contradice los resultados de una encuesta que revela que el 65% de la población británica se opone a que el Reino Unido financie abortos en el extranjero. La iniciativa gubernamental que utiliza 200 millones de libras del dinero de los contribuyentes para contrarrestar la desigualdad de género en todo el mundo también financia servicios de aborto.
Los críticos denuncian sin ambages el uso del dinero de los contribuyentes británicos para promover el aborto en países donde es ilegal, tachándolo de forma de neocolonialismo.
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