Francia experimentó un fuerte aumento del número de abortos en 2022, con 234.000 interrupciones registradas, lo que supone un incremento de 17.000 respecto al año anterior y marca la cifra más alta en tres décadas. Coincidiendo con esta tendencia, la Asamblea Nacional francesa votó esta semana a favor de consagrar el “derecho al aborto” en la Constitución del país, lo que desató la preocupación entre los partidarios de la vida.
El presidente Emmanuel Macron anunció la propuesta de enmienda constitucional en octubre de 2023, considerada por los medios franceses como una reacción a la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de anular el caso Roe contra Wade. Esta medida suscitó serias preocupaciones entre los obispos franceses, encabezados por el arzobispo de Rennes, Pierre d’Ornellas, al señalar que Francia sería uno de los únicos países del mundo en consagrar constitucionalmente tal derecho. El arzobispo se preguntó si el derecho a la vida se convertiría en una excepción frente a esta libertad garantizada de abortar.
El paso hacia la constitucionalización del derecho al aborto sigue a la despenalización del aborto en el país en enero de 1975. El derecho al aborto es prácticamente indiscutible en el Parlamento francés, como demuestra la abrumadora aprobación del proyecto de ley, con 493 votos a favor frente a 30 en contra. La enmienda constitucional se someterá a una votación final en el Senado francés a finales de febrero.
A pesar de las preocupaciones mundiales y nacionales, la postura del Papa Francisco sobre la inviolabilidad de la vida ha sido clara. Ha expresado su opinión directamente al presidente Macron, afirmando: “Con la vida no se juega, ni al principio ni al final”.
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