El comunismo fue y sigue siendo hoy la peor lacra de nuestro tiempo, con millones de muertos a sus espaldas. Mención aparte, la ausencia de libertades que en todo país comunista existe, la persecución sistémica al disidente y el terror establecido como forma de gobierno. El comunismo es, con mucha diferencia, el movimiento político que más personas ha perseguido, encarcelado y ha matado a lo largo de toda la historia de la humanidad, sembrando la pobreza y la indigencia en los países por donde ha pasado.
El odio es la energía del comunismo expresado en la lucha de clases y el terror, que no consiste sólo en crear miedo al adversario, sino en crear el pánico en los propios. La represión. De forma que aparezca clara la dependencia de todos de la cúspide del poder.
Se calcula entre 15.000 y 17.000 muertos en Cuba a causa de ejecuciones desde 1959. A eso hay que sumar los 7.000 balseros que han muerto intentando huir de la isla por mar. Un total de 73.000 los muertos por el régimen comunista cubano entre 1959 y 1987. Para no hablar de la represión violenta, de los presos políticos y del hambre en la población.
También Venezuela, Nicaragua y Bolivia en la práctica tienen gobiernos de ideología comunista o filocomunista que están violando los derechos humanos, que gobiernan gracias a fraudes electorales y que ejercen el poder como dictaduras, violando los derechos humanos y llevando a cabo acciones represivas contra la oposición política.
En Venezuela, tras la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, en el país caribeño se instauró un régimen autoritario cuyo partido, el PSUV, se inspira en el marxismo-leninismo. El régimen socialista venezolano ha tenido el apoyo de Cuba. En junio de 2015 el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) calculó que entre 1999 y mayo de 2015 se produjeron en el país 252.073 muertes violentas. Desde entonces la violencia ha seguido dominando el país.
En España, el gobierno social-comunista y filo-chavista de PSOE y Podemos ha instaurado la auto-censura, el clientelismo, el separatismo político, la agresividad y la violencia política, amén de un paquete de leyes neo-marxistas, feministas, de género, anti-familia y anti-españolas.
Hagamos un poco de historia: Lenin no encontró burguesía y creó una ficticia en los campesinos más pudientes, a los que estigmatizó y masacró como lo hizo posteriormente también Stalin con los campesinos ucranianos. Resultado: siete millones de campesinos muertos de hambre, que terminaron en el canibalismo en muchos casos.
Después de la II Guerra Mundial, con el consiguiente reparto geoestratégico y la creación del telón de acero, nos encontramos con realidades de infiltración comunista como el movimiento pacifista-ecologista antinuclear y la Teología de la Liberación. Ésta fue aprovechada por el comunismo soviético y castrista para extender y difundir las claves marxistas en todas las capas de la sociedad iberoamericana.
Caído el muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, el comunismo tenía que reinventarse o morir. El Foro de Sao Paulo de 1994 fue un proyecto comunista inmediatamente adoptado por Fidel Castro para mantener el régimen y extender su influencia.
Grupos como el Movimiento Sandinista en Nicaragua, Sendero Luminoso en Perú o los Montoneros en Argentina tuvieron cabida en décadas pasadas, y aún siguen más o menos presentes, como las FARC’s en Colombia. En la actualidad aparecen nuevos grupos desestabilizadores con cuño de izquierdas, incluso en Estados Unidos, como el movimiento “Black Lives Matter”.
También el indigenismo constituye uno de los argumentos más fuertes dentro del nuevo comunismo. Es preciso victimizar a los aborígenes y decirles que su precaria situación se debe a los malvados colonizadores de ayer y a los actuales “explotadores” de hoy. Se analiza la conquista y evangelización de América en clave de “leyenda negra”, y eso sirve para que los gobiernos narco-comunistas puedan victimizar a sus poblaciones y se mantengan en el poder.
En el escenario americano un nuevo actor ha entrado con mucho protagonismo: China. El litio de Argentina, Uruguay y Chile, los recursos pesqueros de la zona y las extensiones de terreno en la misma Argentina para la cría de cerdos, hacen China un nuevo aspirante a dominar la región, teniendo también a Venezuela como de uno de sus peones dentro del tablero americano.
Un posible gobierno mundialista podría adoptar el paradigma comunista para su implantación. Las nuevas tecnologías pueden llevar a cabo un control prácticamente absoluto de todos los ciudadanos del planeta. Al individuo y a la sociedad, en el caso de un dominio global, le quedarían pocos recursos para mantener la libertad. Todo esto nos lleva a plantearnos cómo hay que luchar frente a este monstruo, este dinosaurio hambriento que es el comunismo. Y no solo culturalmente, sino desde el activismo más comprometido. El nuevo comunismo, conectado estrechamente con el antiguo, no es ninguna broma. Quiere devorarte.
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