El presidente salvadoreño Nayib Bukele, a través de su partido, obtuvo un histórico resultado. Desde las primeras elecciones libres tras la guerra de 1994, ningún partido había superado los 39 escaños en el Congreso. Nuevas ideas, el partido del presidente Bukele, obtuvo 56 curules, sobre un total de 84. A nivel municipal este partido controlará más de la mitad de las municipalidades del país. La participación del electorado fue superior a la de la última elección presidencial, incluso considerando la actual pandemia y el hecho que “solamente” fueron elecciones legislativas y municipales, que en general atraen mucho menos al electorado que una elección presidencial. Nuevas ideas obtuvomás votos que en las elecciones presidenciales anteriores, invirtiendo la tendencia general de desgaste de votos durante la presencia de una formación política al poder.
Con el control del 2/3 del Congreso, tendrán una capacidad de maniobra casi total en este país: aprobar presupuestos, nombrar el Fiscal y el Procurador general, aprobar préstamos internacionales, nombrar jueces de la corte suprema, entre otras cosas. Incluso podrán realizar cambios constitucionales o suspender garantías constitucionales temporalmente por motivo urgente si así lo desean. Todo esto sin necesidad de negociar nada con los demás partidos.
Los dos partidos que históricamente obtenían la presidencia y el poder en este país desde 1992, Fmln y Arena, fueron derrotados. Entre los dos no llegaron ni al 20% del total de votos expresados. El mandatario Nayib Bukele ha responsabilizado a estos dos partidos de la mayoría de los problemas del país en los últimos 40 años. Un discurso que encontró oído en los electores.
La receta del éxito: La drástica reducción de los homicidios en este país durante la gestión del presidente Bukele (de 3346 en 2018 antes de su gestión, a 1322 en 2020), la construcción de un gran hospital para manejar la pandemia, y los innegables dones de comunicador de Nayib Bekele, que ni sus adversarios le niegan. Las sospechas de corrupción dentro del gobierno y de asesinados políticos de opositores no pesaron mucho sobre los resultados electorales.
Bukele sigue siendo, en gran medida, una incógnita en el panorama hispanoamericano. En 3 de Setiembre del 2012, declaro: “Soy de izquierda radical”. Pocos años después proclama que no es de izquierda ni de derecha, sino un gestor eficiente. El responsabiliza de todos los males a los viejos partidos, como si él y su partido no tendrían nada que ver con aquello. Pero el actual presidente fue miembro activo del partido de izquierda Fmln durante 5 años, con el que llegó a dos alcaldías, incluyendo la capital del país. Varios de los que le acompañaron durante estas gestiones ocupan hoy cargos en el gobierno nacional. Incluso algunos antiguos miembros del partido de derecha Arena formaron parte de la plancha congresal de Nuevas ideas.
Muchos me preguntarán ¿por qué las elecciones del país más pequeño de toda Hispanoamérica podrían consecuencias en el panorama político de toda la región? Los progresistas que le adversan lo comparan con Trump o Bolsonaro (debido a sus posturas abiertamente próvidas y profamilias, y en contra de la legalización del gaymonio), y los conservadores que lo adversan lo comparan con Hugo Chávez (debido a sus políticas socioeconómicas muy cercanas a las de la izquierda). Pero TODOS SE ACUERDAN por decir que el tipo de discurso, su carisma personal y su discurso SIRVEN PARA GANAR UNAS ELECCIONES.
Las victorias políticas estos últimos años en Hispanoamérica se han ido cada vez más hacías “formulas ganadoras” que hasta “formulas detallas”. En términos de marketing, no importa que la gente conozca el producto ni como está hecho. Ni siquiera por último que sepan para qué sirve el producto. El objetivo del marketing es que la gente compre el producto. Esta estrategia de marketing SERÁ UTILIZADA EN LA REGIÓN POR NUEVOS PARTIDOS que buscará su propia versión de Bukele para ganar elecciones, especialmente viendo el bajo nivel de cultura política promedio de la región.
Muchos países, como por ejemplo Perú, tienen un sistema político percibido por la gran mayoría del pueblo como desgastado y corrupto. La gente busca aire fresco, algo nuevo. Actualmente no percibo a nadie en los candidatos presidenciales del Perú que tenga ni la mitad del carisma de Bukele para las próximas elecciones presidenciales, pero sin lugar a duda esto llegará en cualquier día en uno o varios países de la región que se encuentran en la misma situación, donde un candidato ultra carismático llegará con propuestas que no necesitan tener mucha consistencia, pero basta que llegué al corazón de la gente y las convence que se harán las cosas bien.
Que lección sacar de esto: Para ganar en la política moderna, ya no importa tanto la consistencia de las propuestas, sino hablar al lado emocional de la gente, utilizar estrategias de marketing moderno para convencer y tener un líder carismático para llevar un partido adelante. Personalmente no aprecio esta situación, pero es nuestra realidad, y debemos componer con ella. ¿Qué debemos hacer si queremos que las ideas próvidas y profamilia prosperen al más alto nivel del estado? Convencer el electorado de que creemos en lo que decimos, que si tenemos deseo de que las cosas cambien para mejor y que tendremos los medios para hacerlo. Este mensaje es el del presidente Bukele, y a pesar de su simplicidad le ha permitido ganar dos elecciones seguidas, ampliando su mayoría. La inmensa mayoría de sus electores no votaron por su programa, sino por la forma como este programa ha sido presentado.
Esta lección será rápidamente aprendida en varios países. No dudo que algunos progresistas ya estén buscando este tipo de leader para llevar sus propuestas delante. Debemos nosotros también pensar en una estrategia parecida. Este es el juego político moderno, nos guste o no, así funcionan las cosas hoy en día. Si vivimos en un país donde la mayoría piensa que su sistema político y su clase política ya no sirven y deben ser profundamente renovadas, surgirá en cualquier momento un leader carismático que llegará al poder como lo hizo Bukele en El Salvador. Debemos buscar activamente un tal leader que promoverá nuestros valores a nivel estatal, o lo harán los demás y perderemos una valiosa oportunidad.
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