Como ahora tristemente se sabe, Canadá se hunde hacia la aplicación de la eutanasia eugenésica a todos los niveles. El desprecio por el sufrimiento y la dignidad humana de los ancianos y los enfermos ha alcanzado niveles sin precedentes.
Las últimas cifras que se desprenden de las encuestas estadísticas realizadas en el estado de Alberta y en Quebec no dejan lugar a dudas sobre la pertinaz deriva homicida hacia los enfermos, ancianos, deprimidos y personas con capacidades diferentes que ha tomado por asalto el país.
Sin embargo, la diabólica estrategia del gobierno canadiense también consiste en convencer a las personas que se someten a la eutanasia de que donen sus órganos sanos, de modo que hacen un doble favor a la sociedad: al suicidarse y evitar los costes de la sanidad pública, y también al donar algo bueno de sí mismas a los enfermos. Una instrumentalización del sufrimiento y una banalización de la dignidad humana que tiene pocos precedentes en la historia.
Pues bien, cada vez son más los pacientes que necesitan asistencia médica al final de su vida y solicitan donar sus órganos para trasplantes, según un estudio internacional según el cual Canadá realiza el mayor número de trasplantes de órganos de pacientes destinados a la eutanasia entre los cuatro países estudiados que ofrecen esta práctica.
El informe es la primera revisión del creciente uso de esta nueva práctica en todo el mundo. La revisión se llevó a cabo en 2021 y los resultados se publicaron oficialmente en diciembre de 2022.
“Vimos que todo el mundo trabajaba en direcciones diferentes. Así que dijimos: Vale, bien, iniciemos una evaluación internacional de todos los países implicados”, declaró el Dr. Johannes Mulder, médico y proveedor de MAID en Zwolle (Países Bajos), en una entrevista con CTV News.
Los datos recogidos para el documento muestran que en Canadá, Bélgica, Países Bajos y España, en conjunto, 286 receptores de muerte asistida proporcionarán órganos vitales para trasplante a 837 pacientes en los años hasta 2021 inclusive.
Otra noticia preocupante llega también de Quebec: el 15% de los donantes de órganos han sido sometidos a eutanasia. Según datos de Transplant Quebec, la agencia de salud pública encargada de la disponibilidad de órganos en el país, publicados en los últimos días, en 2022 “cerca del 15%” de los donantes de órganos “han recurrido previamente a la asistencia médica en el momento de la muerte”.
La práctica de la donación de órganos en el contexto de la atención médica a moribundos es reciente”, declaró en un comunicado Sylvain Lavigne, director de enfermería y apoyo institucional de Transplant Quebec. Los dos primeros casos se identificaron en 2017.
Esto “requiere importantes adaptaciones de las prácticas habituales de Transplant Québec y de los centros sanitarios, en particular que el donante esté consciente y pueda dar su consentimiento”, afirma Sylvain Lavigne.
El número de donantes de órganos se ha triplicado en los últimos cinco años. El año pasado Transplant Québec registró un “número récord” de solicitudes. 483 quebequenses recibieron donación de órganos. Según el informe anual publicado por la Comisión de Cuidados al Final de la Vida, el número de procedimientos de “ayuda médica a los moribundos” está aumentando en la provincia (ver Quebec: más del 5% de muertes por eutanasia o suicidio asistido).
“No es sólo una oportunidad de aumentar el número de donantes de órganos en Quebec, sino también una oportunidad increíble de permitir que más personas se beneficien de un trasplante”, afirma Martine Bouchard, nueva directora ejecutiva de Transplant Quebec.
Además de Quebec, Bélgica, Países Bajos, Canadá y España permiten la donación de órganos tras la eutanasia o el suicidio asistido (véase Eutanasia y donación de órganos: los “resultados” de España).
Admitámoslo, si continúa este descenso a los infiernos de la legalización de la eutanasia, nos encontraremos ante el nacimiento de un nuevo mercado mundial de órganos humanos, es decir, la completa deshumanización del planeta.