Si habéis leído algún documento de la Agenda 2030, supongo que estaréis como yo, empachados de ‘resiliencia’, ‘sostenibilidad’, ‘brecha’, ‘igualdad’, ‘vulnerabilidad’ y ‘género’.
Pero no sé si habréis notado que de lo que se habla es de ‘verdad’, ‘bien’, ‘familia’, ‘matrimonio’, ‘felicidad’, ‘justicia’, ‘hijos’…
En los últimos años se va avanzando muy deprisa hacia un modelo de individuos solos, sin raíces, sin lazos. No es que yo me lo imagine, es que las políticas y cultura social que se promueve llevan a eso, y es a sabiendas: divorcio, aborto, eutanasia, homosexualismo, transgénero…todo se dirige al mismo fin, la destrucción de la familia, y con ello, la soledad…pero ahora voy a una de esas medidas que se ha colado de puntillas: la igualdad.
Hay una obsesión por la igualdad, el reparto de tareas, la discriminación y la brecha de género. Esto, en resumen, viene a ser algo así como “los hijos son una carga, por eso hay que repartir el peso, no es justo que le toque sólo a las mujeres”. Y nos lo hemos tragado porque es cierto que estar con nuestros hijos, cuidar un bebé o gestionar una casa es cansado, y como todo en la vida supone un esfuerzo o conlleva tensión, preocupaciones o algunas malas noches. ¿o es que sacar un negocio adelante, presentar un proyecto a tiempo o la cuenta de resultados en el trabajo no supone estrés?. Pero nos hemos quedado ahí, paralizados, presas del victimismo imperante.
Nos dicen que atender a nuestros hijos supone, además, un lastre en el desarrollo profesional de las mujeres y eso es lo último porque el trabajo, según parece, lo más importante que hay.
Cojo un parrafito de los retos de la Agenda 2030 en España, reto país 3 [1]:
“Los cuidados no pueden seguir realizándose en la soledad e invisibilidad de las estructuras familiares, especialmente las lideradas por mujeres. Generan un importante coste emocional en la salud de las mujeres y dificultan su acceso, en igualdad de condiciones, al mercado laboral y al desarrollo de su vida personal y de su carrera profesional”
Este párrafo, traducido, significa que es un espanto estar en casa, cuidar y educar a tus hijos, y que además te impide tener un vida profesional plena. Y la solución que se plantea es que los ‘cuidados’ se hagan fuera de casa “no pueden seguir realizándose en la soledad e invisibilidad de las estructuras familiares”
Y así todo.
Cada uno es libre de decidir si quiere trabajar fuera de casa y si quiere hacerlo jornada completa, reducida o media jornada. Pero la Agenda 2030 no permite esa libertad: estar en casa, educar a tus hijos, cuidar de los tuyos es sí o sí negativo. No se habla de hijos, familia, educar, atender, ver crecer, jugar…sólo se habla del freno, brecha y discriminación que suponen los ‘cuidados’.
Con el empacho de palabrería sonora pero hueca hemos perdido el fondo y el sentido. Hemos puesto el foco de la felicidad donde nos hacen ponerlo. Hemos cambiado “felicidad” por “sostenibilidad”.
[1] https://agenda2030.gob.es/recursos/docs/Directrices_EDS.pdf