4 pruebas de la Resurrección de Jesús

¿Cómo sabemos que realmente Jesús resucitó? Más allá de la Fe, aquí encontrarás algunos datos que confirman el hecho histñorico.

La muerte y resurrección de Jesús, ocurrió hace más de dos mil años, pero sigue siendo algo que muchas personas dudan.

Quizás incluso entre los propios cristianos surja este interrogante: ¿Cómo sabemos que realmente Jesús resucitó?

En primer lugar, sabemos que resucitó porque está escrito en las Escrituras y los cristianos creemos que son verdadera Palabra de Dios.

Además de que ya los profetas lo habían anunciado, también el propio Jesús avisó a los Apóstoles de su muerte y resurrección, especialmente en la última cena.

En segundo lugar, creemos en la resurrección de Jesús, porque hay numerosos testigos tanto de su muerte como de su resurrección.

El acontecimiento de su muerte es algo que presenciaron los discípulos de Jesús, los judíos y los romanos que lo bajaron de la Cruz una vez fallecido. Fue enterrado en un sepulcro nuevo que estaba vacío.

Los primeros testigos de la resurrección de Jesús fueron las mujeres el Domingo, que vieron la tumba abierta y vacía. Algunos dijeron que Jesús no había muerto realmente y por eso salió del sepulcro. Éste estaba cerrado por una piedra muy grande y redonda que no podía ser movida por una sola persona, de ahí que fuera imposible que lo hubiera hecho Jesús.

Las mujeres al ver la tumba vacía se asombraron y pensaron que habían robado el cuerpo, pero un Ángel les avisó que había resucitado como nos relata el Evangelio de San Mateo (Mt. 28). María Magdalena fue corriendo a avisar a los discípulos y por el camino se encontró al mismo Cristo resucitado. Esta fue la primera persona que vio resucitado a Jesús.

Los soldados romanos que habían presenciado este acontecimiento de la tumba vacía y abierta fueron a contárselo a los sumos sacerdotes, pero éstos les encargaron: “Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais…” (Mt. 28, 8-15). Sin embargo, el cuerpo de Jesús jamás fue encontrado.

Jesús, tras su resurrección, se fue apareciendo durante 40 días a distintas personas en diversos lugares, y ellos dieron testimonio de eso.

El libro de los Hechos de los Apóstoles relata todas estas apariciones de Jesús resucitado. De esta manera, sabemos que Jesús comió y bebió con los elegidos a los que se les apareció. En el primer libro de Teófilo, podemos descubrir las numerosas pruebas que Jesús dio a sus Apóstoles de que estaba vivo.

San Marcos nos relata cómo se apareció Jesús a unos discípulos en un camino que iba hacia un lugar llamado Emaús. Después de eso, a los apóstoles se apareció de nuevo Jesús resucitado.

Según la Biblia, ocurrieron otras varias apariciones, por ejemplo, a varios de los discípulos en el lago Tiberíades y a muchas más personas. La última ocurrió el día en que Jesús se despide de ellos y sube al Cielo que es la Ascensión de Jesús a los cielos.

En tercer lugar, porque los apóstoles proclamaron que Jesús resucitó a pesar de ser perseguidos y martirizados por ello.

Si no hubiera sido cierto que vieron a Jesús resucitado, no hubieran ido por ahí anunciando su resurrección, no sería lógico. Además, todos los Apóstoles murieron por anunciar esta noticia, y si no hubiera sido verdad, no tiene sentido que se dejasen matar por una mentira, lo cual es otra prueba más de que Jesús resucitó ciertamente.

En cuarto lugar, existe una prueba reconocida por muchos científicos: la sábana santa o Santo Sudario. La tradición dice que con esta tela de lino se envolvió el cuerpo muerto de Cristo. Según los estudios realizados sobre la tela, podría tratarse de una época próxima a la que vivió Jesús. Contiene marcas de heridas de un hombre que sufrió maltrato físico, marcas de espinas en la cabeza y que fue crucificado[1]. Su cuerpo quedó grabado en esta tela y según investigadores “la imagen se formó por una explosión de energía ultravioleta tan intensa, que sólo puede ser sobrenatural”[2]. Esta es la sábana que se encontraron en el sepulcro cuando los Apóstoles entraron para comprobar que no estaba Jesús.

Pero sobre todo no olvides que, si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe. Una mentira no puede transformar la vida de tantas personas que experimentan su amor. Así que vivamos con la verdadera certeza de que Jesús resucitó y podremos gozar de su presencia algún día en la Vida Eterna.


[1] https://academiaplay.es/sabana-santa-jesus-de-nazaret/

[2] http://www.historiayarqueologia.com/2011/12/ninguna-tecnologia-puede-explicar-el.html

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