He escrito muchas veces acerca de la masculinidad considerada tóxica, del ataque sistemático e institucionalizado al varón, de la masculinidad despreciada y discriminada.
He insistido muchas veces en que al varón sólo se le permite serlo si se amolda a los criterios definidos de masculinidad feminizada, o lo que llaman la nueva masculinidad. Un invento de reingeniería igual que el de la nueva normalidad o el Nuevo Orden Mundial. Es hacer desaparecer lo anterior para construir de nuevo conforme a unos nuevos parámetros definidos por quienes buscan la destrucción de la persona y de Dios.
Pero no son meras palabras o ideas, todo esto se refleja en las leyes. Por eso, hoy voy a hablar de esas leyes, porque no quiero que quede todo en palabras con las que se puede estar, o no, de acuerdo.
En España se han promulgado 9 leyes en las que el varón es vapuleado o eliminado. Y las leyes acaban dando forma a la sociedad, algo que está escrito en forma de ley acaba pasando por bueno y por ser el modelo a seguir, por eso la sociedad rechaza la virilidad y exige al varón ser de otra manera si quiere ser aceptado.
Veamos esas leyes:
- La ley de igualdad que discrimina al varón con cuotas y discriminación positiva hacia la mujer
- La ley de violencia de género le convierte en maltratador en potencia invirtiendo la carga de la prueba.
- Las leyes trans que anulan la alteridad sexual y defienden que el ser varón es cambiante y no tiene nada que ver con la biología
- La ley del aborto en la que el padre no cuenta para ninguna decisión relativa a su hijo
- La ley de permiso de paternidad en la que la palabra ‘padre’ no aparece en ningún momento
- Las leyes de reproducción asistida que da pie a un mundo en el que el varón es prescindible
- La ley de protección de la infancia que no permite la autoridad paterna
- La ley de familias que considera que el varón no es necesario para formar una familia
- La ley de libertad sexual integral (la ley del sólo sí es sí) que criminaliza al varón por el hecho de serlo y condena la masculinidad en conjunto.
Vemos pues, que no hablamos de ideas huecas sino de realidad, de leyes diseñadas para destruir al varón, para condenar la masculinidad y rediseñar al hombre dentro de un patrón femenino. Y con el hombre, destruyen también la familia y a la persona condenándola a la soledad y al egocentrismo.