Last updated on abril 26th, 2023 at 06:31 am
Leo en El Periódico de Aragón que una embarazada se ha animado a denunciar a su pareja, de origen argelino, por golpearla para que abortara.
Es un caso extremo de una realidad que esconde la razón principal por la que una mujer se ve abocada a permitir que alguien le arrebate la vida humana que lleva en su interior: la presión de un entorno machista. Ante un embarazo no deseado, la mujer, obedeciendo a su instinto maternal, buscará los medios necesarios para sacar adelante un hijo que ya sabe suyo. Pero suele ser su entorno cercano: su pareja generalmente quien la presiona para que aborte… al fin y al cabo, el hombre no quiere “problemas” y traslada la carga de su responsabilidad en una mujer que acabará cediendo por la presión. Es cruda la realidad, pero es así.
Pocas mujeres abortan realmente con libertad. Si “por ellas” fuera, y en vez de recibir amenazas y presiones, recibieran la comprensión y ayuda necesaria, saben que su deseo es sacar a su hijo adelante, pero el machismo crónico de los abortistas impera: abandonan a la mujer con “su” problema.
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