En los últimos días, el Secretario General Jens Stoltenberg encontró tiempo, en medio de los muchos compromisos que conllevan la guerra de Ucrania y los esfuerzos europeos, para grabar un vídeo con motivo del “Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia”.
Sí, ha leído bien. Tras organizar hace dos años la primera conferencia en la sede central sobre las perspectivas LGBTQ+ en el compromiso profesional cotidiano, este año el Secretario General de la OTAN ha ido un paso más allá.
Casi todas las frases del discurso, de un minuto y medio de duración, parecían escritas por un activista de las grandes corporaciones LGBTQI+. “La fuerza de la OTAN es nuestra diversidad”, dijo Stoltenberg, “por eso es importante reflexionar y celebrar la extraordinaria diversidad de nuestra gente”.
¿Cree que se refiere a la diversidad de historias, identidades, culturas (Turquía forma parte de la OTAN), religiones? ¿Debe la organización “celebrar” alguna identidad en particular? Ya hay muchas organizaciones internacionales e instituciones paneuropeas e intergubernamentales que tienen esta vocación. La tarea de la OTAN es garantizar la seguridad. ¿O no?
“Respeto a todos los miembros de la comunidad LGBTQ+”, continuó Stoltenberg, “y estoy orgulloso de llamarme aliado suyo”. Además, el discurso de Stoltenberg se basa en una afirmación falsa, cuando afirma que la OTAN es una alianza “unida por valores” está describiendo su deseo y no una realidad.
En realidad, está unida por la geografía (de ahí el término “Atlántico Norte”) y mantiene fuertes diferencias de valores entre los países, sobre todo en lo que respecta al reconocimiento o no de privilegios hacia los homosexuales, las políticas de libertad de elección educativa, las religiones predominantes…
Aún más preocupante, leemos en la página web de Otan/Nato, es lo que se desprende de la declaración del Secretario General que, al declarar que aprecia a todos los miembros de la comunidad LGBTQ+ que prestan servicio en el Cuartel General de la OTAN y en todo el mundo, demuestra de hecho que ha habido discriminación en favor de este personal LGBTIQ+ “clasificado”, al que se aprecia y quizá se valora más por sus aptitudes y deseos sexuales que por sus capacidades y habilidades. Ahora surge la pregunta, ¿nos defiende la Otan/Nato de nuestros enemigos o quieren atacarnos con ejércitos LGBTQI+?