“Mesianismo político” detrás de la persecución de los cristianos en Nicaragua

El gobierno de Daniel Ortega califica de "terroristas" a los obispos católicos del país

Daniel José Ortega - Imagen de Flickr

Imagen de Flickr

En Nicaragua se está produciendo un “asalto a la libertad religiosa” dictado por el “mesianismo político”. La denuncia proviene de Christopher Ljungquist, consejero para América Latina de la Oficina de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. El diario americano da noticia de ello en El Correo Cristiano .

Las protestas de 2018

El resurgimiento de la persecución comenzó en Nicaragua tras las protestas contra las reformas del sistema público de pensiones en abril de 2018. Las manifestaciones se produjeron tras una década de deterioro de las condiciones económicas del país. Los manifestantes, en su mayoría estudiantes, exigían reformas democráticas y la dimisión del presidente Daniel Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, ya que instaurarían un despotismo marcado por el nepotismo y la represión. Como resultado de las protestas hubo cientos de víctimas.

Mesianismo político

En 2021, sin embargo, el telón de fondo de las violaciones de la libertad religiosa no fueron las protestas, sino el periodo previo a las elecciones generales de noviembre que ganó Ortega para un cuarto mandato consecutivo. Ljungquist afirma que el gobierno actúa hoy considerándose “el salvador de la patria, el liberador nacional”.

La acusación contra la Iglesia Católica

En los primeros días de las protestas de 2018 Ortega pidió a la Iglesia Católica que actuara como mediadora. Pero su administración también comenzó a utilizar una fuerza brutal contra los manifestantes y, posteriormente, contra el clero, al que se le acusó de ayudar y ocultar a los manifestantes.

Simbología cristiana y New Age

Los discursos de Ortega, explica Ljungquist, “son una forma teatral y extravagante de predicación política”, en la que se combinan “el simbolismo cristiano y un ocultismo con sabor a New Age”. Como la mayoría de las ideologías totalitarias, “el sandinismo es hegemónico”, añade. Y Ortega “está tratando de poner a toda la sociedad nicaragüense, particularmente a la religión, bajo el control ideológico de su propio movimiento.” En este contexto, el conflicto es “inevitable” cuando una institución como la Iglesia Católica pide cuentas al gobierno porque “a los mesías políticos no les gusta ser cuestionados”. Según Ljungquist, el motivo aparente de la persecución anticristiana es “obtener el silencio… mediante la intimidación”.

Ataques

Ljungquist dice que en 2020 una catedral fue atacada en lo que el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, llamó un “ataque terrorista.” “Un crucifijo de 400 años de antigüedad, traído desde España, resultó gravemente dañado”; y aunque las agresiones físicas se concentraron sobre todo entre 2018 y 2020, continúan los “ataques verbales codificados”.

En octubre Ortega h llamó “terroristas” a los obispos católicos, afirmando, en el más clásico estilo del totalitarismo, que las protestas de 2018 eran un golpe de Estado urdido por potencias extranjeras. Dado que Nicaragua tiene una legislación antiterrorista muy específica, Ljungquist dice que una declaración como esta “suena como una amenaza.”

Salir de la versión móvil