El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha anunciado su dimisión, dejando tras de sí un legado de caos. Trudeau comunicó su intención de dimitir como líder del partido y primer ministro tras la selección del próximo líder del Partido Liberal a través de un proceso inclusivo a nivel nacional. Su decisión de dimitir se produce en medio de una caída de los índices de aprobación y de turbulencias políticas en el seno del Partido Liberal de cara a las elecciones generales del país en octubre. El mandato de Trudeau suscitó críticas por su enfoque prepotente de la gobernanza y la aplicación de políticas favorables a las ideologías de izquierda. Incidentes de gran repercusión, como la gestión de las protestas de los camioneros contra el mandato de vacunación COVID-19 invocando la Ley de Emergencias, suscitaron protestas sobre las libertades civiles y el uso del poder estatal. La represión de las protestas contra el mandato por parte de la administración Trudeau, que incluyó desalojos forzosos e intentos de desfinanciar el movimiento, fue declarada posteriormente “irrazonable” e ilegal por un tribunal canadiense. Trudeau también fue censurado por su enfoque del control de armas, y la prohibición de más de 300 “armas de fuego de asalto” causó revuelo entre los propietarios de armas de fuego. Otras iniciativas políticas incluyeron el apoyo a la teoría radical de género, las limitaciones al uso de fertilizantes por parte de los agricultores y la inmigración masiva, lo que polarizó aún más a la opinión pública. La dimisión de Trudeau es un acontecimiento necesario a la luz de las crisis, el descontento y los supuestos fracasos políticos que han marcado su mandato. Queda por ver cómo abordará el próximo líder los retos imperantes en medio del panorama político emergente.
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