Voces que claman en el desierto: advertencias urgentes sobre Planned Parenthood, la transexualidad y los niños

"La cultura es como una poderosa corriente que arrastra a nuestros hijos hacia el mar, y muchos de ellos acaban ahogándose".

Si eres padre o madre, o profesor, o familiar, o cualquier persona con menores y te preocupes por su bienestar: entonces necesitas leer esto.

Rod Dreher de American Conservative escribió un artículo de gran éxito en el que indicaba que todos los adultos de nuestro país (que, por desgracia, no es lo mismo que “todos los adultos”, como vemos cada día con más claridad) necesitan reflexionar y ayudar a difundir.

El artículo consta esencialmente de dos partes. En la primera parte, abarca un impactante informe de la autora Abigail Shrier (sobre cuyo libro Daños irreversibles: La locura transgénero que seduce a nuestras hijas iFamNewsha informado anteriormente –aquíyaquí).

En el artículo de Shrier, titulado“Dentro de la fábrica de género de Planned Parenthood: Una ex empleada habla“En su artículo, la autora entrevista a una antigua empleada de Planned Parenthood que trabajaba en una clínica “situada en una pequeña ciudad de unos 30.000 habitantes”. Es llamatvo que la entrevistada es partidaria del aborto; por lo tanto, no es alguien ideológicamente contraria a la misión central de Planned Parenthood o con rencor hacia la empresa. Incluso señala, sin reparos, que “los abortos eran el ‘pan de cada día’ de la clínica”. Sin embargo, otros procedimientos de su clínica sí era menos aceptables para esta empleada en particular, aunque fuera una prometedora fuente de ingresos para Planned Parenthood.

Le dijo a Shrier que el nuevo fenómeno de la Disforia de género de inicio rápido (ROGD por sus siglas en inglés) suponía una actividad muy lucrativa para la organización; en palabras de la mujer,

Estos niños, identificados por sus servicios de rescate, son una fuente inagotable de ingresos, ya que se les mantiene enganchados durante su futuro por medio de citas de seguimiento para su tratamiento, análisis de sangre, reuniones, etc., mientras que los abortos son (con suerte) situaciones lucrativas puntuales.

Shrier afirma que su propia investigación no ha logrado averiguar qué parte de los ingresos de Planned Parenthood se basa en este mercado emergente y diabólico, lo que no es de extrañar si se tiene en cuenta la perenne reticencia de Planned Parenthood a publicar cifras de su actividad o a permitir una auditoría de sus operaciones. Shrier descubrió que la propia Planned Parenthood informa de que es “el segundo mayor proveedor de atención hormonal de afirmación de género” en Estados Unidos.

La entrevistada de Shrier le dijo, sorprendentemente, que recuerda una media de“1-2 nuevos pacientes adolescentes biológicamente femeninos en busca de testosterona… diarios[! ] en la clínica en la que trabajaba (enfatizó). Incluso aceptamos el extremo inferior de esa estimación, y decimos que fue una sóla por día durante los 18 meses que la empleada trabajó en esa clínica, eso significa unos 542 de casos adolescentes durante ese tiempo. Y en una ciudad de 30.000 habitantes, suponiendo una distribución demográfica nacional media de edad/sexo para esa población, esto equivaldría a entre el 9% y el 10% de todas las adolescentes de la comunidaden busca de testosterona en la clínica en tan sólo 18 meses!

La entrevista de Shrier detalla cómo se adiestró a los propios empleados de Planned Parenthood para hacer preguntas capciosas; aun careciendo de las certificaciones apropiadas para hacer diagnósticos los hacían igualmente; y en todo caso, en última instancia, había un proceso de aprobación “fuera de las instalaciones… con visado y aparente legalidad” para mantener esta nueva “gallina de los huevos de oro” de la clínica.

Dreher apenas resalta alguno de los puntos más destacados del artículo de Shrier, pero vale la pena leer todo su artículo.

Volviendo al artículo de Dreher. En la segunda parte de su artículo, presenta su propia entrevista con Mary Hasson, directora del think-tank con sede en DC, el Foro de Mujeres Católicas del Centro de Ética y Políticas Públicas. Su organización ha lanzado recientemente un nuevo proyecto, Persona e identidadque Dreher señala que está dirigido principalmente a los católicos, pero que es relevante para un público mucho más amplio. En sus palabras, “mi lectura de las páginas[de Persona e Identidad] revela que la mayor parte de la información que contiene es útil para todos los cristianos. No sólo útil, sino un regalo del cielo”.

La entrevista con Hasson es tan conmovedora e impactante como la entrevista de Shrier con la trabajadora anónima de Planned Parenthood. Hasson le habla a Dreher de una conferencia impartida por la doctora Jo Olson-Kennedy, directora médica del Centro para la Salud y el Desarrollo Transyouth del Hospital Infantil de Los Ángeles, una de las principales doctoras trans de Estados Unidos. En una de las presentaciones de Olson-Kennedy, revela Hasson, ella

aconseja a los pediatras que sean proactivos a la hora de plantear cuestiones de sexo y género -preguntando a los niños si les gustan los niños o las niñas o ambos, o si se sienten cómodos con su cuerpo, etc .-, independientemente de que un niño acuda por un dolor de garganta, una picadura de abeja o un reconocimiento médico. (Los padres [sic] siempre son sacados de la habitación). Es insidioso y está diseñado para sembrar la duda en los niños, que no pueden evitar preguntarse porqué el médico siempre pregunta si el niño es gay, etc. A los médicos se les dice que su presunción debe ser que “cualquier” niño podría ser LGBTQ, por lo que a todos los niños se les debe tratar de una manera que se les facilite “salir del armario” o explorar esas identidades.

El resto de la entrevista de Hasson se lee como una advertencia profética para padres, pastores, educadores, profesionales de la medicina y cualquier persona que quiera lo mejor para los jóvenes de nuestro país. Por ejemplo, advierte sobre el elemento de “contagio social” que entra en juego en los diagnósticos de transexualidad de los adolescentes, en términos contundentes:

El 3% de los jóvenes se identifican como trans, pero esto es sólo la punta del iceberg. La moda social está en marcha, lo que significa que es más importante prestar atención al entorno inmediato de tu hijo. Una escuela con un niño “trans” pronto tendrá cinco, con una docena más que se les “cuestionará”. El mundo de los adolescentes está inundado de imágenes que presentan lo “trans” como algo normal y saludable. Los adolescentes en las redes sociales se enfrentan a dilemas diarios: cuando un compañero de clase (o un famoso) “sale del armario” como “trans” o “no binario” en Instagram, Snapchat o TikTok, ¿deben dar “me gusta” a la declaración trans o arriesgarse a ser etiquetados como “hater”? ¿Deberían añadir banderas trans o arco iris a sus perfiles durante el mes del orgullo o cualquiera de los numerosos días con temática LGBT?

Lo que está en juego en lo que nos advierte Hasson no podría ser mayor. Realmente es una cuestión de vida o muerte, y Hasson no se anda con rodeos en su entrevista con Dreher: “La cultura es como una poderosa corriente que arrastra a nuestros hijos hacia el mar, y muchos de ellos se están ahogando”.

Animo a todos nuestros lectores a leerlo todo. lee a Shrier. Lee su libro. Y comparte esta información con todos tus conocidos.

Hay una batalla cultural por las vidas y las almas de nuestros hijos, y los vándalos están a las puertas. Ya ha pasado la época en la que limitarse a agazaparse y esperar a que pase la crisis era una opción viable. Tenemos que pasar a la ofensiva, expulsando esta ideología de nuestras escuelas y de las vidas de los niños: siguiendo más de cerca la educación que reciben, indagando sobre sus relaciones con los compañeros, controlando asiduamente y vigilando sus interacciones en las redes sociales, censurando el contenido televisivo, cinematográfico y musical que se les permite consumir y, en realidad, vigilando de cerca cualquier vía potencial por la que este mensaje pernicioso y mortal pueda abrirse camino en nuestros hogares.

Las advertencias que Dreher, Shrier y Hasson tienen para todos nosotros son un mensaje muy urgente y oportuno: estar informado sobre estos asuntos significa estar prevenido, y por lo tanto armado con argumentos. Pero el deber que nos incumbe a cada uno de nosotros va más allá de la simple protección de nuestras propias familias y hogares: tenemos que formar una resistencia conjunta concertada contra esta peligrosa ideología y su rápida colonización de nuestra cultura.

Las palabras finales de Hasson, sobre la Iglesia, pueden aplicarse con la misma facilidad a todos nosotros, independientemente de nuestro credo o confesión: “Si laIglesia” -es decir, si cada uno de nosotros-“no se levanta y dice la verdad con confianza y audacia, ¿quién lo hará?”.

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