El padre Timothy W. Gareau, sacerdote de la iglesia de San Rafael de Cleveland, en Ohio, se enfrenta a las reacciones de su parroquia tras su condena de la decisión de los Dodgers de Los Ángeles de honrar a las Hermanas de la Perpetua Indulgencia, un grupo de travestis que se hacen pasar por monjas, con el Premio al Héroe de la Comunidad.
Durante una homilía, el padre Gareau denunció al grupo por difamar el nombre de Jesucristo y del cristianismo. Expresó su tristeza y frustración por este acto de blasfemia.
El sermón provocó la respuesta pública de un transexual conocido como “Avery”, un antiguo feligrés que se enfrentó al sacerdote tras el sermón. Avery tomó el micrófono para expresar su decepción por la homilía, afirmando que “las personas queer y transgénero también llevan el Espíritu Santo en su interior”. Añadió que le dolían las palabras del sacerdote y destacó que el “Espíritu de Dios se mueve a través de todas las personas”.
La protesta de Avery provocó que tres hombres que asistían a la misa la retiraran del altar. Se contactó con la policía local por temor a una posible agresión en curso. Desde entonces, este incidente ha suscitado un nuevo debate en la comunidad, con activistas LGBT y algunos feligreses criticando al padre Gareau por sus comentarios.
Sin embargo, la diócesis de Cleveland apoya al sacerdote. En una declaración, aplaudieron al padre Gareau por su valentía y apoyaron plenamente su llamamiento a los católicos para que se manifiesten contra lo que consideran un menosprecio de su fe. Abogaron por combatir el odio, no con violencia, sino encarnando el amor de Cristo y proclamando audazmente el Evangelio.