Miles de activistas provida llenaron las calles de Oerlikon, un suburbio de Zúrich, para manifestarse en contra del aborto y en defensa de los niños no nacidos. La marcha pacífica destacó tanto la fuerza del movimiento provida suizo como la frustración por las restricciones impuestas al evento por las autoridades locales.
Las autoridades de la ciudad de Zúrich han vuelto a confinar la marcha a Oerlikon, impidiendo que los manifestantes accedan a las zonas céntricas de la ciudad. Los organizadores y participantes criticaron la decisión como un intento injusto de marginar su causa y limitar su visibilidad en la plaza pública.
A pesar de las restricciones, la marcha contó con una gran asistencia y se mantuvo pacífica. Los participantes portaron pancartas y carteles que expresaban su oposición al aborto, mientras que familias, jóvenes y comunidades religiosas se unieron para pedir una mayor protección de la vida de los no nacidos. Su presencia fue un recordatorio visible de que el mensaje provida sigue resonando con fuerza en Suiza.
Una llamada a los derechos y al reconocimiento
Los activistas subrayaron que las limitaciones impuestas a su manifestación representaban algo más que un inconveniente logístico; lo consideraban una violación de su derecho de reunión y una supresión de su mensaje. Los organizadores argumentaron que el derecho a hablar por quienes no tienen voz —los no nacidos— no debe ser silenciado ni relegado a los márgenes de la ciudad.
El tamaño y el espíritu de la marcha subrayaron la determinación de los defensores provida de seguir presionando por el cambio. Si bien el aborto sigue siendo legal en Suiza bajo ciertas condiciones, la participación en Oerlikon demostró que la oposición está lejos de desvanecerse.
Los líderes provida prometieron seguir organizando, marchando y creando conciencia, insistiendo en que toda vida humana, por pequeña o vulnerable que sea, merece protección.