Te voy a hablar de Teresita, de 10 años de edad. Yo he tenido la suerte, como la hemorroisa del Evangelio de tocar el manto de Cristo de refilón, tocando a dos Santos misioneros, el Padre Ignacio Doñoro (misionero en la selva del Amazonas) y Teresita (misionera de 10 años). La Historia empieza cuando Marta, amiga íntima (es tan amiga y cercana que rezamos juntas, no hay nada que una más una amistad) nos cuenta que su sobrina, la hija de mi querida Teté, está muy mal en el hospital y que lo único que le consuela y alegra es que le han hecho misionera. La niña es una santa. De hecho, acuérdense de estas palabras, no me extrañaría nada llegar a ver en vida la beatificación de Teresita.
Tiene un tumor terrible y está en los últimos días. El dolor es inmenso, pero se levanta cada mañana feliz porque quiere ser misionera.
Le escribo a nuestro amigo, el P. Ignacio pidiéndole que le mande un mensaje de misionero a misionera, y le chuta una inyección de moral.
DE MISIONERO A MISIONERA
Y Teresa contesta:
El P. Ignacio Doñoro. Dirige el Hogar Nazaret, una obra extraordinaria en el corazón del Amazonas, acogiendo a los niños, aquellos más pobres y vulnerables, “niños de la cultura del descarte” (abusos sexuales, trafico de drogas, tráfico de órganos, etc). Cada historia detrás de cada uno, me ponen los pelos de punta. Pero con el Hogar Nazaret, se les da -sobretodo- Esperanza. Es Misión.
Hace tres días Teresita se fue al Cielo.
Se había creado un grupo de oración, y lo último que mandaron fue el mensaje “de Misionero a Misionera”. Teresa había decidido ofrecer sus dolores por los sacerdotes, por los niños que sufren, por los enfermos… se me quiebra la voz cuando transcribo sus últimos momentos.
Lo cuenta muy bien el testimonio de Monseñor Camino (un obispo de esos que creen en Dios, un fuera de serie):
Lo comparto porque creo que hay más bien que mal en el mundo aunque a veces no lo veamos.
Pero me falta lo más importante, Teresita misionera, con los dolores de cabeza insoportables que le provocaba el tumor -eso no se finge-, responde con una voz llena de ilusión, tras recibir el nombramiento de Misionera y la extrema Unción de manos del Monseñor Camino (insisto, otro que tal baila…. menuda conjunción de “hombres de Dios” entorno a esta historia):
Qué ángel de niña: ahí está ahora en el Cielo, donde puede ayudar todavía más que en la tierra.
NUESTROS HIJOS LOS CRIAMOS PARA EL CIELO
El cielo está de fiesta, y es el momento de encomendar a Teresita y pedir su intercesión. ¿Y ya se nota en la tierra según me dice el Padre Doñoro? El P. Ignacio quiso enviar un mensaje a la familia:
Por cierto, me encantó este artículo que fue publicado en la Revista Misión, donde cuentan un poco la labor del Padre Ignacio en la Selva:
Esta es la obra misionera: https://hogarnazaret.es/
Y este es el Padreo Doñoro:
Iglesia Misionera. Recemos por los misioneros.