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Carlo Magno y Santiago son dos personajes de la Historia, de los cuales no podrá encontrarse otros que igualen lo por ellos logrado. Uno, Carlo Magno fundador del Sacro Imperio Germano-Romano que duro 1000 años y el otro Santiago Boanerges (Hijo del Trueno) como lo nombro Nuestro Señor por impetuoso, que puso las bases para el Imperio Español, el único en el que nunca se ponía el sol. Por cierto, que el día de hoy (25 de julio) se cebra a Santiago.
Según el “Códice Calixtino”, así como de la “Historia Turpin” y otras narraciones de esa época, Santiago se le apareció a Carlo Magno en tres ocasiones, encomendándole que abriera “El Camino de las Estrellas” y librara de musulmanes la zona en que se encortarían los restos del Santo. Carlo Magno con un gran ejército entro a España y tras una importante batalla en Pamplona llego hasta “Finis Taerre” cediendo la libertad a los moros que aceptaron convertirse al cristianismo, matando a los que no lo hicieron.
Por lo anterior Carlo Magno fue el primer peregrino en recorrer el “Camino de Santiago” y esto antes de que en el año 812 a unos pastorcillos se les apareciera una estrella que los llevo hasta donde se encontraría el sepulcro, que por eso el lugar obtuvo el nombre de “Campus Stella” Campo de la Estrella, de donde surgió la designación de “Santiago de Compostela”. Del camino inicial se formaron luego cuatro caminos, tres por el norte a lo largo del Golfo de Vizcaya, recorridos por los numerosos peregrinos procedentes de Francia, Alemania, Italia (de aquí se incluye a San Francisco de Asís), Inglaterra, Polonia y los países escandinavos y otros; el cuatro del sur para los provenientes de Portugal. Carlo Magno murió poco después el 28 de enero de 814. Pero antes todavía, fue de los primeros peregrinos que recorrió el “Camino de Santiago” hasta la tumba del Santo.
Pocos años después, el año de 843 se signaron estos hechos con la Batalla de Clavijo, donde la inminente derrota de los cristianos, Santiago montado en un corcel de guerra blanco, la convirtió en una sonada victoria, a consecuencia de lo cual se le dio el nombre de “Santiago Matamoros” que le dio el nombre a muchas ciudades, como en el estado de Puebla en México, la que se conoce como Izucar de Matamoros, que inclusive en una iglesia principal, ostenta una preciosa imagen tallada en madera del Santo montado en su caballo blanco.
Todo esto podría parecer una bonita leyenda, pero ahí están los personajes, los hechos, los lugares y las fechas, que respaldan lo presentado. En definitiva no puede negarse lo que es evidente por los testimonios que no se pueden negar.
Es conocido que en la Historia oficial no les gusta mencionar hechos sobrenaturales que no pueden negarse, nadie puede negarlos, porque ahí están, lo que no habla bien de los autores de ella, porque la Historia debe narrar la verdad, solamente la verdad y toda la verdad, porque si no, no es historia. ¿Por qué querer ignorar la intervención divina en la Historia de la Humanidad, si sin ella no hubiera ni humanidad y por lo tanto tampoco habría historia que narrara su trayectoria épica?
La verdadera Historia se debe conocer, para conservar la Identidad de un pueblo o nación, para no volver a cometer errores que hayan causado graves daños y para mantener vivos los Valores que dan fuerza a la humanidad.
Es por esto que la izquierda socialista (Masonería) se empeña en cambiar la Historia, presentándola en la forma que le conviene para que se pierdan la Identidad y la fuerza de las naciones, para controlarlas totalmente, a lo cual añaden las campañas de descristianización, las de introducir la Ideología de Genero, que va contra la Vida, la Familia y la Libertad Religiosa, para lo cual multimillonarios instrumentos directos del demonio como George Soros o los Rockefeller, dedican sumas enormes de dinero (inversión para ellos) para manipular a la sociedad con marchas o manifestaciones violentas de feministas, populistas y lo que les sea útil.
La situación está muy difícil, critica podría decirse, pero nunca desesperada. Lo que tenemos que hacer es mantenernos firmes en las enseñanzas de Nuestro Señor, tomando en cuenta los testimonios de tantos “Guerreros de Cristo” que nos han precedido, enseñándonos que con la ayuda de Dios saldremos siempre triunfantes sobre todos los problemas que se presenten.