En una reciente reunión de las Naciones Unidas sobre enfermedades crónicas, el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., declaró que Estados Unidos no apoyaría una declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Explicó que el documento va mucho más allá de las preocupaciones legítimas de salud, insertando un lenguaje proabortista y una ideología de género radical que amenazan la vida, la familia y la soberanía nacional.
Kennedy afirmó que el borrador de la OMS “se extralimita en su función” al intentar dictar la política nacional en lugar de centrarse en las verdaderas crisis sanitarias. Advirtió que la declaración estaba salpicada de agendas políticas —que van desde planes fiscales hasta la ampliación del poder de los organismos internacionales— a expensas de la protección de las comunidades y el respeto de las constituciones nacionales.
“Estados Unidos no respaldará documentos que promuevan el aborto como un supuesto derecho humano ni obliguen a las naciones a aceptar una ideología de género que socave las familias y los valores culturales”, subrayó Kennedy. Reafirmó que Estados Unidos nunca reconocerá ningún “derecho” internacional o constitucional al aborto.
En una declaración pública, Kennedy insistió en que cualquier política sanitaria mundial debe guiarse por el respeto a la soberanía nacional, la diversidad cultural y la toma de decisiones a nivel local, y no por burócratas globales que impulsan una agenda social radical. Además, condenó la gestión de la pandemia de COVID-19 por parte de la OMS, calificándola de fracaso catastrófico que “costó al mundo un tiempo valioso e innumerables vidas”. Para que la OMS recupere la credibilidad, dijo, debe someterse a una seria reforma y abandonar su activismo político.
Kennedy hizo hincapié en que, si bien Estados Unidos sigue comprometido con la cooperación mundial y la lucha contra las enfermedades crónicas, no permitirá que organismos internacionales no elegidos anulen la voluntad del pueblo estadounidense. Su postura pone de relieve una clara defensa de la vida, la familia, la libertad y la independencia nacional frente a la creciente influencia del globalismo.