Dando un repaso por Twitter y algunos artículos, parece irremediable la imposición de la Agenda 2030 y ese marxismo globalista impuesto vía la supuesta ‘emergencia climática’.
Y, para qué mentir, me ha entrado un poco de agobio ver cómo nos van contando mentiras y consiguiendo que las creamos a pies juntillas y las defendamos y estemos dispuestos a renunciar a un tipo de vida a cuenta de esas imposiciones ideológicas que nos cuelan disfrazadas de cambio climático e igualdad de ‘género’.
Ahora estamos con los peajes de las autovías en España, un impuesto más, aparte de los que ya se pagan por la gasolina, el impuesto de circulación, de matriculación etc..y nos lo ponen con la excusa del cambio climático, nos dicen que hay que renunciar a viajar en coche, que hay que sacrificarse por el bien de la tierra y que hay que viajar en tren.
Es mentira todo. Es falso, es simplemente impuestos y más impuestos, destrucción de la clase media, meter miedo para justificar así cualquier asalto. Es todo parte del plan. Si os paráis un poco a pensar, todo encaja.
Y entra cierta angustia, rabia e impotencia porque parece que se salen con la suya.
Pero el Señor de la Historia es quien tiene la última palabra.
De momento, por una razón u otra, por unos intereses u otros, en España, la figura principal que ha dado alas al comunismo en los últimos años, Pablo Iglesias, ha dejado la política tras un fracaso electoral. Evidentemente se va cobrando un sueldo del Estado y a trabajar para la empresa privada ganando también otro sueldazo, y se va a seguir dando la lata y tratando de ganar la calle para el comunismo. Pero al menos, esa victoria la tenemos ya ganada y podría ser, si lo hacemos bien, el principio de la decadencia del brote comunista en España.
Pequeñas victorias, pequeños pasos frente a un gigante. Pero que suponen avances y nos dan esperanza.
No podemos perder la confianza ni las ganas de luchar. Es verdad que a veces el futuro desalienta, pero si no hacemos nada, entonces sí que no hay opciones de victoria. Edmund Burke, escritor y político irlandés, en unas reflexiones sobre la revolución francesa, comentó: “Para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada”.
Y para los cansados…¡¡ya descansaremos en el cielo!!