La dictadura cubana inicia una tímida apertura económica y anuncia reformas que permitirán la llegada de inversión extranjera, la importación y la exportación y la contratación de personal. De esta manera, explican desde el ministerio de Economía, se quiere desarrollar todo el potencial de la economía cubana.
Sin embargo, existen restricciones a esta apertura económica. El empresario cubano no podrá contratar a más de 100 trabajadores ni más de una empresa. Es decir, se permite la actividad pero sólo de pequeños o medianos empresarios. O dicho de otra manera: se desconfía de quien acumule demasiado peso.
Es probable que esta medida alivie bastante la situación de caos y colapso económico. Pero obviamente no es la solución. Y no lo es porque el hombre no es sólo un ser económico, sino que también es un ser político. El anhelo de libertad no se sacia sólo con la comida.
Ni tampoco es posible desplegar el potencial económico cuando las libertades políticas están restringidas y la disidencia reprimida.
Por eso el líder del Movimiento Cristiano de Liberación, Oswaldo Payá, me decía hace 15 años -antes de su probable asesinato de Estado- que “el modelo chino es un cuento chino”. Porque ni Cuba es China ni es posible separar el ‘homo economicus’ del ‘homo politicus’.
Ahora las potencias internacionales y la comunidad internacional tendrán que decidir si estos tímidos cambios anunciados por la dictadura cubana son suficientes o no. Sí aliviarán el colapso económico, pero no resolverán la falta de respeto a los Derechos Humanos a la participación política y la libertad de expresión, pensamiento y religiosa.
La comunidad internacional no puede seguir mirando para otro lado ante una tiranía que responde al clamor popular con policía y ejército. No puede seguir silenciando el anhelo de libertad del pueblo cubano expresado en las calles el pasado 11 de julio. No puede seguir ignorando la extraña muerte de ocho generales cubanos en el último mes sin explicación oficial sobre la causa de sus muertes.
Por eso desde CitizenGO hemos lanzado una campaña para exigir a la ONU, a la OEA y a los embajadores de Estados Unidos y España en Cuba, que desplieguen toda su capacidad diplomática para propiciar una transición cubana hacia la democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos.
Son más de 50 mil los ciudadanos que ya han apoyado esta campaña. Si quieres sumarte, puedes hacerlo ahora pinchando aquí.