Ya sabemos que la administración Biden pretende utilizar fondos de los contribuyentes estadounidenses para “inspirar y apoyar a jóvenes activistas climáticos en países en desarrollo”, al tiempo que reconoce que los jóvenes sufren “trastornos mentales relacionados con el clima”.
La Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) del Presidente Joe Biden ha hecho pública su estrategia climática para 2030, que esboza un “enfoque integral” de 150.000 millones de dólares para construir un “mundo equitativo con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero”.
En este esfuerzo se incluye el compromiso de apoyar “campañas de comunicación y cambio de comportamiento” que “fomenten la participación activa de los jóvenes” en el movimiento por el clima.
Los jóvenes, afirma la agencia, “se han convertido en los últimos años en actores clave… a la hora de exigir a los gobiernos que actúen para hacer frente a la crisis climática”, lo que ha llevado a USAID a aumentar la financiación de “organizaciones dirigidas por jóvenes” que trabajan para combatir el cambio climático en al menos 40 países socios.
El documento estratégico de la USAID pide específicamente que se reconozca la “creciente importancia” de los jóvenes que sufren “ansiedad ecológica”, que la Asociación Americana de Psicología describe como “el miedo crónico a los cataclismos medioambientales que resulta de observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático”.
Pero, perdón, ¿no es horrible pensar que EEUU gasta el dinero de los impuestos de sus ciudadanos en invadir el mundo, los más pobres en particular, con cientos de Greta Thunberg más, como se pregunta el director del “Washington Free Beacon”?
Si combinamos estas declaraciones y compromisos con los declarados por el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, cuando reiteró que “los derechos LGBTQ+” son una “parte fundamental” de la política exterior estadounidense.
“El Presidente Biden ha sido coherente en la defensa de su fe, su fe fundamental, en los derechos humanos”, respondió Kirby a una pregunta durante la sesión informativa, reiterando que “los derechos LGBTQ+ son derechos humanos, y nunca retrocederemos, no seremos tímidos a la hora de hablar en favor de estos derechos y de que las personas puedan vivir como les parezca, como quieran vivir”. Y este es un elemento central de nuestra política exterior y seguirá siéndolo”.
Bueno, si promover las doctrinas “woke” del catastrofismo climático y la Ideología LGBTI y transexual son las prioridades culturales y financieras con las que se mueve la política exterior y la ayuda estadounidense bajo la Administración Biden-Harris, entonces estamos ante un intento de colonización global sin precedentes, mucho peor que las preocupantes políticas expansionistas chino-rusas. Sólo podemos confiar en la “reconquista” republicana.
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