Minnesota ha promulgado una nueva ley proaborto que excluye del recuento a los bebés que sobreviven a los abortos.
La ley, que entró en vigor el 1 de agosto, también reduce los requisitos de atención médica para estos bebés.
Anteriormente, los formularios de notificación de abortos debían incluir información sobre si el aborto había provocado el nacimiento de un bebé vivo, las medidas médicas adoptadas para preservar la vida del bebé, si éste había sobrevivido y el estado del bebé en caso de que hubiera sobrevivido.
Ahora la ley sólo establece que el personal médico debe atender a un bebé nacido vivo, sin ningún requisito para preservar su vida y su salud. Minnesota Citizens Concerned for Life (MCCL) criticó el cambio y pidió a los funcionarios electos que restablecieran la protección de los recién nacidos en peligro.
Este cambio en Minnesota forma parte de una tendencia más amplia en la que los líderes del Partido Demócrata están adoptando el infanticidio legalizado como parte de su agenda.
El uso de la palabra “cuidado” en la ley refleja los comentarios del ex gobernador de Virginia, Ralph Northam, que pareció avalar el infanticidio al afirmar que se produciría una discusión entre los médicos y la madre en caso de que el bebé naciera vivo.
Otros líderes demócratas también se han posicionado a favor de permitir el aborto sin límites durante los nueve meses de embarazo y a costa del contribuyente.
El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, firmó una ley que permite el aborto hasta el momento del nacimiento, y la gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, vetó una ley destinada a proteger a los bebés nacidos vivos durante un aborto.
El gobernador de California, Gavin Newsom, ha firmado una ley que, según advierten los expertos provida, podría interpretarse como una despenalización del infanticidio.
La exclusión de los bebés nacidos vivos de los informes y la relajación de los requisitos de atención médica para ellos son hechos profundamente preocupantes que plantean interrogantes sobre la protección y el valor de la vida. Esta tendencia al infanticidio se aparta de los principios fundamentales de la ética médica y de la inviolabilidad de la vida humana.